Nuestra Provincia figura con el segundo índice más alto de mortalidad infantil

La información difundida, indica precisiones sobre nacidos vivos, matrimonios, defunciones y defunciones fetales, para el total del país y por jurisdicción, incluyendo tasas y distribuciones relativas. 

Vale decir que la mortalidad infantil, comprende la mortalidad de menores de un año. Se llama mortalidad neonatal, a la ocurrida en el transcurso de los primeros 27 días de vida y la expresión mortalidad post-neonatal designa la ocurrida desde el fin del período neonatal, hasta la edad de un año. 

Existen un conjunto de factores que influyen y determinan el nivel de la misma: biológicos, demográficos, socio-económicos, culturales, ambientales, de atención de la salud y geográficos. La influencia de estos factores, difiere según la edad de los menores de un año. 

En la mortalidad neonatal prevalecen aquellos factores vinculados con las condiciones congénitas, como con la atención de la salud (salud de la madre, control del embarazo, atención del parto y del niño durante los primeros días de vida). En la mortalidad post-neonatal tienen mayor impacto las condiciones ambientales y socio-económicas sobre la salud del niño. 

Para su análisis, es necesario tener presente la influencia de la calidad de los datos, en el valor de estos indicadores, particularmente en la mortalidad neonatal. Esto obedece a que, además del posible subregistro, podrían sumarse inconvenientes por la aplicación incorrecta de las definiciones de nacido vivo y de defunción fetal. 

Es así, que la tasa de mortalidad infantil, relaciona las defunciones de menores de un año acaecidas durante un año y el número de nacidos vivos registrados en el transcurso del mismo año. La misma, es considerada como uno de los indicadores más importantes para la planificación y programación de actividades en salud, y, debido a su especial utilidad, es necesario calcular e interpretar correctamente sus valores. 

Los números 

De la publicación, se desprenden datos que –como se dijo– reflejan los índices de mortalidad infantil en cada jurisdicción del país, incluida La Rioja: Cómo están con relación al año inmediato anterior, la progresión que tuvo este hecho desde 1990 hasta 2011 y las causas que la originaron. Con ella, se puede establecer un criterio de las que lograron mejorar y otras que, lamentablemente, volvieron (o mantienen) índices negativos con relación a la media nacional. 

Así en lo inherente a “Defunciones infantiles y tasas por 1000 nacidos vivos de mortalidad infantil, neonatal y post-neonatal” en La Rioja los nacidos vivos fueron 6.312, las defunciones neonatales alcanzaron las 104 y las post-neonatales 43. 

En lo que hace a la “Tasa de mortalidad infantil” en total, la provincia tiene un total de 16,5 por mil, de la cual 7,3 corresponden a mortalidad precoz, 2,4 a tardía y 6,8 a la post-neonatal. Con esta cifra, La Rioja se ubica segunda, siendo superada solamente por Formosa que llegó a un total de 21,2. Detrás le siguen Corrientes (15,7), Tucumán (14,1) y Catamarca y San Juan (ambas con 14). 

Las que tuvieron un aumento más significativo con relación a 2010, fueron La Pampa y Formosa que aumentaron 3,4 puntos y La Rioja que lo hizo en 3,9 siendo de este modo, la que más incremento tuvo. 

Antecedentes 

Asimismo, el informe elaborado por el Ministerio de Salud de la Nación, indica que en 1990 la Tasa de mortalidad infantil tuvo su pico máximo con 28,8 puntos con oscilaciones mínimas que sólo repuntaron en 1997 cuando alcanzó 19,3 puntos volviendo a registrar aumentos en los años posteriores. 

Recién en 2003, la provincia pudo descender el índice a 17,3 puntos el que continuó mejorando (salvo en 2004, cuando aumentó apenas 0,9) hasta 2010 cuando alcanzó la cifra más baja, situada en 12,6 puntos. Desgraciadamente, ese número, que, como se dijo, muy lejos está de ser una fría cifra, sino que representan metas no cumplidas vinculadas con las medidas que debe adoptar el Estado para con la vida humana, volvió a subir, posicionándose -tal como quedó expresado- en un 16,5 o/oo. 

Las mejores 

Quienes mejor posicionadas están en este sentido, son Tierra del Fuego con 7,1 puntos, Neuquén con 7,5 y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que logró una cifra de 8,8. Otras de las que lograron índices de un solo dígito son Río Negro (9,6), Santa Cruz y Mendoza (9,7) y San Juan (9,9). 

En este sentido, vale aclarar que algunas de estas jurisdicciones, en 2011 lograron ubicarse en la media, tuvieron un incremento con relación a 2010. Este es el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que tuvo un aumento de 1,8 puntos, San Luis con 1,6, Salta con 1,2, Santa Fe y Misiones con 0,5, Chubut con 0,4 y Río Negro con 0,2. 

El gran desafío 

Desde el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PDNUD) se señala que, “la mortalidad infantil está disminuyendo, pero no lo suficientemente rápido como para alcanzar la meta. Aún así, se han realizado avances significativos en la reducción de la mortalidad infantil”. A la vez que aclara que “es posible alcanzar el objetivo de supervivencia de los niños, si se toman medidas para atacar las causas de mortalidad”. 

Además, se explica que la mortalidad suele ser más alta entre los niños de las zonas rurales. “Según una encuesta, en 82 países, los niños de hogares rurales, tienen menos probabilidad de superar los 5 años de vida, en las regiones en desarrollo. En África septentrional, América latina y El Caribe y gran parte de Asia la disparidad entre zonas rurales y urbanas, es más aguda”, aseguran. 

El PDNUD advierte que “los niños de los hogares pobres, tienen casi el doble de probabilidades de morir antes de los 5 años. En las regiones en desarrollo consideradas en conjunto, los niños del 20 por ciento de los hogares más pobres, tienen casi el doble de probabilidades de morir antes de los cinco años, que los niños del 20 por ciento de hogares más ricos”. 

En virtud de ello, plantea que “es posible acelerar el descenso de la mortalidad de menores de 5 años, si se promueve la educación y el empoderamiento de las mujeres, se eliminan las barreras económicas y sociales, para acceder a servicios básicos, se aumenta la disponibilidad para los pobres de los servicios cruciales, y se mejora la rendición de cuentas de los sistemas de salud. Además, un enfoque centrado en la equidad, es rentable, porque evita más muertes infantiles y casos de desnutrición y expande las acciones clave de salud y nutrición”.

El Diario de la Rioja – Argentina

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