Fuente: La Voz del Interior(Córdoba)
La elección de los alimentos que ingerimos está influenciada por diversos factores.
La genética –o características biológicas de cada persona– es importante, pero está condicionada en gran medida por el estilo de vida, las costumbres familiares o la comunidad de donde proviene el individuo, el nivel socioeconómico y la aplicación de programas educativos por parte de los servicios de salud.
La escuela es un ámbito propicio en el cual se pueden llevar a cabo acciones de prevención contra las enfermedades asociadas a mala alimentación, como la obesidad (cada vez más prevalente en la infancia), la caries y otras. La Organización Mundial de la Salud afirma que “las políticas y los programas escolares deben apoyar la alimentación sana y la actividad física”.
La escuela puede contribuir al conocimiento de los alimentos y dieta que permitan un estilo de vida saludable. No se debe clasificar los alimentos como “buenos y malos”. Se debe enseñar a los niños a comer todos los alimentos con una frecuencia y en una cantidad adecuadas.
