Cada año, 120.000 argentinos sufren un ACV: la urgencia de reconocer los síntomas a tiempo

Cada año, alrededor de 120.000 personas sufren un accidente cerebrovascular en Argentina, una cifra que refleja la magnitud de un problema de salud pública que continúa en aumento. Este tipo de emergencia médica provoca aproximadamente 40.000 muertes anuales, lo que convierte al ACV en una de las principales causas de muerte y discapacidad en el país.

Por Dr. Daniel Cassola

El dato más alarmante es que muchos de estos casos podrían evitarse o tener un mejor desenlace si se actuara con rapidez y se reconocieran los signos de alarma a tiempo. El accidente cerebrovascular ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro se interrumpe o se reduce de manera abrupta. Esa falta de irrigación impide que el tejido cerebral reciba oxígeno y nutrientes, lo que desencadena la muerte de millones de neuronas en cuestión de minutos. La velocidad con la que se accede a atención médica resulta determinante: cuanto antes se recibe el tratamiento adecuado, mayores son las posibilidades de supervivencia y menores las secuelas neurológicas.

Existen dos tipos principales de ACV. El primero, el isquémico, representa la mayoría de los casos y se produce por la obstrucción de una arteria cerebral, generalmente debido a un coágulo. El segundo, el hemorrágico, ocurre cuando un vaso sanguíneo se rompe y provoca sangrado dentro o alrededor del cerebro. En ambos escenarios, el tiempo es el factor crítico. Se calcula que por cada minuto sin atención, el cerebro puede perder cerca de dos millones de neuronas, lo que ilustra la urgencia de reconocer los síntomas y actuar sin demora.

El conocimiento público sobre cómo identificar un ACV es fundamental para mejorar los tiempos de respuesta. Las señales más frecuentes incluyen dificultad para hablar, pérdida repentina de fuerza en un brazo y desviación de la boca. Estas manifestaciones no deben ignorarse ni esperar a que desaparezcan por sí solas. Ante la mínima sospecha, lo indicado es llamar de inmediato a los servicios de emergencia o trasladar al paciente al centro de salud más cercano. La rapidez con la que se ejecutan los primeros pasos en la llamada “cadena de vida del ACV” puede marcar la diferencia entre una recuperación completa y una discapacidad permanente.

En los últimos años, distintas campañas de concientización han buscado acercar esta información a la población. Una de ellas resume tres pasos sencillos que pueden ayudar a identificar los síntomas: observar el habla, los brazos y la sonrisa. Si la persona no puede repetir una frase con claridad, mantener ambos brazos levantados o sonreír de manera simétrica, es probable que esté sufriendo un accidente cerebrovascular. Estas pruebas simples permiten actuar con rapidez mientras llega la ayuda médica, ganando un tiempo valioso para el tratamiento.

El abordaje terapéutico depende del tipo de ACV. En los casos isquémicos, el objetivo principal es restablecer el flujo sanguíneo lo antes posible mediante medicamentos que disuelven el coágulo o procedimientos endovasculares especializados. En cambio, cuando se trata de un episodio hemorrágico, se busca controlar la presión arterial, reparar el vaso dañado y, si es necesario, drenar el sangrado. En ambos cuadros, la rehabilitación temprana con un equipo multidisciplinario es esencial para recuperar la movilidad, el habla y otras funciones cognitivas afectadas.

Más allá de la atención inmediata, la prevención sigue siendo la herramienta más eficaz. La mayoría de los ACV pueden evitarse si se controlan los factores de riesgo. La hipertensión arterial es el más determinante, pero también influyen el tabaquismo, el colesterol elevado, la diabetes no controlada, el sedentarismo, el sobrepeso y el consumo excesivo de alcohol o drogas. Adoptar una alimentación equilibrada, realizar actividad física de manera regular y asistir a controles médicos periódicos son medidas simples que reducen significativamente el riesgo. La detección temprana de enfermedades cardiovasculares y el manejo adecuado de la presión arterial son, en muchos casos, la clave para prevenir un evento cerebrovascular.

.

También te puede interesar...