La atención y el cuidado de la piel pueden prevenir el cáncer

Por Dr. Daniel Cassola

El cáncer de piel es el más común que se produce en seres humanos. De todas maneras, nos debemos ocupar pero no alarmarnos: el cáncer de piel es curable en la mayoría de los casos y su causa más importante, que son las radiaciones ultravioletas provenientes del sol u otras fuentes (como las camas solares), es prevenible.

Las radiaciones ultravioleta tienen un efecto acumulativo y causan daños irreversibles en la estructura de la piel. Las exposiciones reiteradas e indiscriminadas a estas radiaciones, producen a largo plazo envejecimiento y cáncer de piel.

Existen tres tipos básicos de cáncer de piel:

* Carcinoma basocelular (CBC): es la forma más frecuente de cáncer de piel en la raza blanca. Representa más del 70% de los casos y afecta al 30% de la población mundial. Si bien puede existir una predisposición genética a padecerlo, la exposición crónica a la radiación ultravioleta natural y artificial, es la causa más importante para su aparición.

* Carcinoma espinocelular (CEC): es el segundo cáncer de piel en frecuencia y su incidencia está en constante aumento y esto se acrecienta con la edad de la persona (a mayor edad, mayor riesgo de padecerlo). Se corresponde con el 15% de los casos de cáncer de piel. Afecta generalmente a personas mayores de 60 años y la exposición crónica a la radiación ultravioleta es su principal causa. El tabaco y el alcohol también se asocian a la aparición del mismo en los labios.

* Melanoma (MC): la incidencia mundial del melanoma aumentó en las últimas décadas más que cualquier otro tipo de cáncer. La causa principal de este aumento son los hábitos crecientes de exposición indiscriminada al sol y a las fuentes artificiales de radiación ultravioleta como son las camas solares. Si bien el melanoma es el tercer cáncer de piel en frecuencia (representa el 5% de los casos), causa el 75% de las muertes por cáncer cutáneo.

Como dijimos al principio, se trata de un cáncer prevenible en la mayoría de los casos. Para ello podemos prestar atención a los siguientes consejos:

1. Estar alerta y observar nuestra piel: cualquier parte de tu cuerpo puede ser blanco del cáncer de piel.

2. Todos tenemos que cuidarnos, pero especialmente las personas de piel y ojos claros. Las que siempre enrojecen y nunca se broncean deben estar más alertas. También aquellos que tengan muchos lunares.

3. Hábitos y herencia. Quienes se exponen o se expusieron al sol en forma excesiva o hayan sufrido quemaduras solares importantes, tienen mayor riesgo de padecer cáncer de piel. Las personas con antecedentes familiares deben prestar mucha atención y controlarse más seguido.

4. Algunos de los signos de alarma más frecuentes son la aparición de manchas o lunares nuevos. También los cambios de color, forma, textura o tamaño en los de siempre; las heridas que no cicatrizan; cualquier mancha que pique, arda, descame o sangre.

5. Cualquiera sea la actividad que se realice, es importante estar siempre protegidos del sol. Entre las 10 y las 16, elegir la sombra, porque en estas horas los rayos ultravioletas son más dañinos.

6. A la hora de elegir un protector solar, buscar los de amplio espectro –que protejan contra los rayos ultravioletas A y B-. En cuanto al factor de protección solar, como mínimo 15.

Por último, es positivo visitar al menos una vez por año al dermatólogo y así controlar la salud de nuestra piel. Si bien es prevenible y en muchos casos es curable, el cáncer de piel sigue siendo una patología de cuidado.

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