Ayer el Ministerio de Salud de la Nación reportó 109.608 casos y 40 nuevas muertes. La escalada de la curva no se traduce, por ahora, en un incremento proporcional de hospitalizaciones. El sistema de testeo está cerca del colapso. Todos los contactos estrechos deben aislarse sin testearse.
Por Dr. Daniel Cassola
Muchísimos casos, muy pocos de ellos graves y por ahora un sistema sanitario que no recibe una mayor presión salvo en los centros de testeo. Esas son las características de la tercera ola de coronavirus en Argentina, impulsada por las variantes Delta y Ómicron, las más contagiosas que se registran al momento. El cambio más importante que dispuso el Ministerio de Salud por esta situación es que los contactos estrechos de las personas que hayan dado positivo no deberán hisoparse para chequear su situación sino que directamente deberán aislarse.
De esta manera, se procura evitar el colapso de los centros de testeo. Si se estima que cada individuo de los más de cien mil que dieron positivo tiene más de un contacto estrecho, es prácticamente imposible que el sistema aguante. “Llevará un tiempo entender que cambió la situación a un virus más leve pero más transmisible”, comentó la ministra de Salud Carla Vizzotti. “Es difícil para una población cansada cambiar las recomendaciones. Vamos a hacer campaña de comunicación y, aunque los casos sigan altos, sin internaciones, ni muertes o internaciones leves, esta incertidumbre va a ir bajando”, agregó.
Como Argentina en la actualidad cuenta con un excedente de 20 millones de vacunas sin aplicar, la semana pasada el COFESA, donde se reúnen los ministros de Salud de todo el país, acordó bajar el tiempo de la tercera dosis de seis a cuatro meses. Esta iniciativa se complementa con otra que también procura acelerar la curva de los refuerzos. Según lo estipularon las autoridades sanitarias, durante enero y febrero las personas podrán inocularse fuera de su lugar de residencia. La decisión fue convenida teniendo en cuenta que durante los meses de verano se incrementan los viajes por vacaciones.
Ser flexibles, en este momento de la pandemia, puede contribuir a obtener mayores grados de protección frente a la variante Ómicron, que ya reportó su transmisión comunitaria y desplaza a Delta. De hecho, en territorio bonaerense representa el 60 por ciento de los nuevos contagios. Según un nuevo informe del Proyecto Argentino Interinstitucional de Genómica de SARS-CoV-2 (PAIS), en otras grandes ciudades como CABA y Santa Fe, más de la mitad de las muestras secuenciadas y escogidas al azar corresponden a la nueva variante que emergió en África y domina el planeta.
Según un estudio realizado por el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME), centro de investigación que depende de la Universidad de Washington en Seattle, Estados Unidos, Argentina tendrá su pico máximo de contagios por la variante Ómicron del Covid-19 el 25 de enero, con más de 247 mil casos positivos en una jornada. A partir de allí, la curva comenzará a descender aunque se mantendría durante varias semanas.
Aunque las mediciones son estimadas, permitirían estudiar características para conocer de qué formar bajar los casos. Se estima que ese día se registrarían alrededor de 247.332 infectados, pero el pronóstico se da a partir de que en el último parte emitido por el Ministerio de Salud de la Nación no habría más de 100 mil casos, sino más de 189 mil. Esto ocurre por la alta tasa de positividad durante los testeos, que es del 56,20%: cinco veces más del 10% estipulado y recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), referido a los contagios no detectados.
La conclusión coincide con las declaraciones del médico Luis Cámera, uno de los asesores del Gobierno Nacional en la pandemia, quien manifestó que el pico se dará «hacia fines de enero y luego empezarán a descender», en diálogo con la radio marplatense LU6. En ese sentido, el trabajo encabezado por el economista de la salud Christopher Murray, quien realiza aproximaciones similares en diferentes países, tiene en cuenta cuatro variables para aplanar la curva: el uso de tapabocas, la aplicación de la tercera dosis de la vacuna, las dudas ante la vacunación y una potencial sorpresa de mayor severidad de la cepa Ómicron.
La estimación del final de la tercera ola llega hasta el 22 de abril, siempre de acuerdo a la IHME. A diferencia del crecimiento exponencial, el descenso sería menos inclinado.