El 10 de octubre, fecha en la que se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, llega acompañado de un dato que enciende las alarmas sobre el bienestar emocional de las personas. Una investigación global elaborada por la red WIN (Worldwide Independent Network of Market Research) reveló que el 62% de los encuestados en 40 países reconoce experimentar con frecuencia emociones negativas como preocupación, cansancio, estrés, tristeza o soledad.
Por Dr. Daniel Cassola
En Argentina, la proporción asciende al 63%, lo que significa que seis de cada diez habitantes conviven habitualmente con estas sensaciones. El informe, que recoge la opinión de más de 35 mil personas, muestra contrastes marcados según la región.
En Asia, Filipinas (85%) y Pakistán (84%) se ubican en los primeros lugares de la lista de países con mayores niveles de malestar emocional. En el extremo contrario, Indonesia (24%) y Vietnam (22%) aparecen como los territorios donde menos personas reportan sentirse afectadas. En América Latina, Paraguay (68%) y Chile (67%) lideran los índices de negatividad, mientras que Argentina se mantiene en la media global junto a Brasil (64%), Ecuador (62%), México (60%) y Perú (59%).
El caso argentino refleja una tendencia similar a la del resto del continente, pero con particularidades que merecen atención. En el desglose de datos por género, las mujeres aparecen como el grupo más vulnerable: siete de cada diez manifestaron atravesar estados de ánimo negativos de manera frecuente. Entre los hombres, la proporción baja, aunque más de la mitad también asegura convivir con estas emociones.
Otro aspecto que resalta el informe es el impacto en las generaciones más jóvenes. El 71% de los encuestados de entre 18 y 24 años señaló haber sentido emociones negativas en forma recurrente. La frecuencia disminuye a medida que avanza la edad: 55% en el segmento de 55 a 64 años y 52% entre los mayores de 65. Este patrón deja en evidencia que la juventud enfrenta mayores niveles de presión, incertidumbre y exigencias cotidianas, lo que repercute directamente en su equilibrio emocional.
Aunque las tendencias globales marcan que el cansancio es la emoción negativa más extendida (37%), en Argentina los resultados muestran un matiz diferente: la preocupación encabeza la lista con el 36% de respuestas, seguida por el estrés (33%) y el cansancio (32%).
La preocupación afecta más a las mujeres (43%) que a los hombres (28%). El cansancio, en tanto, fue señalado por un 32% de los encuestados en el país, mientras que un 41% admitió sentirse agotado en algunas ocasiones. El insomnio también es un factor a considerar: el 26% dijo tener problemas para dormir de manera habitual, con una incidencia mayor entre los jóvenes de 18 a 24 años (32%).
En lo que respecta a la tristeza, un 21% de los argentinos reconoció atravesarla con frecuencia, una cifra que coincide con el promedio global. El mal humor aparece en un 22% de los casos, y la sensación de sentirse abrumado alcanza al 23%, cifras alineadas con el panorama internacional.
La investigación evidencia que los grupos más golpeados son las mujeres y los jóvenes. Ambos segmentos presentan niveles de preocupación, cansancio y estrés superiores a la media, lo que plantea la necesidad de atender sus problemáticas específicas. Las mujeres, muchas veces sobrecargadas por responsabilidades familiares y laborales, expresan con más intensidad el peso de estas emociones. Los jóvenes, en cambio, enfrentan un contexto de incertidumbre económica, dificultades para insertarse en el mercado laboral y cambios sociales que repercuten en su salud mental.
Los resultados del estudio no hacen más que confirmar que la salud mental es un desafío global. Aunque las diferencias culturales marquen distintos grados de incidencia, la conclusión es clara: gran parte de la población mundial convive con emociones que afectan su bienestar y su calidad de vida.