Advierten sobre el aumento en el consumo de psicofármacos en Argentina

Durante 2025, Argentina experimentó un incremento significativo en el consumo de psicofármacos. De acuerdo con datos recientes, el uso de hipnóticos y sedantes creció un 6,9 % en los últimos cinco meses, mientras que el consumo de antidepresivos aumentó un 1,3 % en el mismo período. Las cifras reflejan una tendencia sostenida desde la pandemia, que continúa impactando en los hábitos de salud mental de la población.

Por Dr. Daniel Cassola

El aumento en el uso de hipnóticos y sedantes se asocia principalmente con una mayor prevalencia de trastornos del sueño, ansiedad y estrés. Estos factores, intensificados por las secuelas emocionales y sociales de la pandemia, han derivado en una búsqueda más frecuente de tratamientos farmacológicos para mitigar sus efectos. Sin embargo, los especialistas advierten que, sin supervisión médica, el uso prolongado de estos medicamentos puede generar dependencia o complicaciones adicionales.

En comparación, el crecimiento del consumo de antidepresivos ha sido más moderado, pero igualmente relevante. Este incremento señala una expansión en la demanda de tratamientos para trastornos del ánimo, como la depresión y la distimia, que se consolidan como problemáticas de salud pública. Los datos sugieren que cada vez más personas buscan acompañamiento farmacológico para sobrellevar síntomas emocionales persistentes.

La presidenta del Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires, Alejandra Gómez, explicó que el rol del farmacéutico trasciende la mera dispensación de medicamentos. Gómez destacó que el profesional de farmacia cumple una función esencial en la orientación y el acompañamiento de quienes atraviesan situaciones de vulnerabilidad emocional. “Si bien desde la pandemia todos los años hay un incremento, hoy vemos con preocupación las cifras actuales sobre el consumo de psicofármacos. Vemos una situación general en la comunidad”, señaló.

El Colegio bonaerense insiste en la importancia del uso racional y controlado de estos fármacos. Esto implica la administración del medicamento adecuado, en la dosis precisa y durante el tiempo estrictamente necesario, bajo supervisión profesional. Cuando no se cumplen estos criterios, el riesgo de automedicación aumenta, lo que puede agravar los cuadros de salud mental en lugar de aliviarlos.

Los profesionales advierten que parte del incremento en el consumo está vinculado a una cultura de búsqueda rápida de alivio. En muchos casos, las personas recurren a hipnóticos o sedantes para mejorar el sueño o disminuir la ansiedad, sin abordar las causas de fondo. Este fenómeno refleja una tendencia social hacia soluciones inmediatas, que muchas veces deja de lado la atención psicológica o el tratamiento integral.

La automedicación, además, suele estar impulsada por la accesibilidad de ciertos psicofármacos y la falta de controles estrictos en algunos puntos de venta. Esta práctica, según los farmacéuticos, puede generar un círculo de dependencia y dificultar la recuperación, especialmente en personas que no cuentan con seguimiento médico continuo.

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