Se trata de un problema especialmente severo en el caso de los adultos mayores. Un estudio en Estados Unidos detectó que durante la pandemia de coronavirus los casos de bruxismo aumentaron en un 69 %.
Por Dr. Daniel Cassola
La humanidad todavía no tiene noción del impacto producido por la pandemia en la salud a nivel global y local. Los meses de encierro y el estrés dispararon índices de enfermedades nerviosas o vinculadas con la salud mental, entre otras. En este caso una nueva investigación da cuenta del incremento en los casos de bruxismo, un mal ligado a los cambios en el comportamiento.
Según la Asociación Dental de Estados Unidos durante la pandemia se produjo un salto del 69% en la cantidad de pacientes que aprietan o entrechocan los dientes. La mayoría de esas personas no son conscientes de que lo hacen, advierten los dentistas. “Es un comportamiento completamente inconsciente”, afirmó Vicki Cohn, jefa del comité de salud dental de la Academia de Medicina del Sueño norteamericana.
La patología se llama bruxismo y en algunos casos hace que los pacientes ejerzan sobre sus dientes una fuerza equivalente a una pesa de 100 kilos. “El bruxismo ejerce sobre los dientes una fuerza que puede ser hasta seis veces mayor que en una masticación normal”, sostuvo Ada Cooper, dentista y vocera de la Asociación Dental norteamericana. Por eso no sorprende que el bruxismo desgaste los dientes y hasta provoque roturas. Para los adultos mayores, cuyas piezas dentales son más frágiles, el problema es especialmente acuciante.
El bruxismo puede darse tanto de día como durante la noche. Claramente el estrés puede ser un factor importante, ya sea en momentos de enorme presión o durante el sueño, cuando después de un día difícil las hormonas del estrés siguen circulando en cantidad, explicó Cohn. El consumo de alcohol y tabaco también aumenta las chances.
“Los fumadores son dos veces más propensos a apretar los dientes que los no fumadores”, señaló Cooper. Ciertas medicaciones, como los antidepresivos y los antipsicóticos, pueden asimismo potenciar el riesgo de sufrir bruxismo. Otros factores que causan o exacerban esta dolencia son los trastornos en el sistema nervioso central, como la demencia, el Parkinson y los accidentes cerebrovasculares.
Por lo general, el bruxismo va de la mano de los trastornos de la articulación temporomandibular, que causa dolor en los maxilares. Finalmente, también está el síndrome de apnea obstructiva del sueño, un episodio que bloquea repetidamente las vías respiratorias superiores durante el sueño y que provoca interrupciones de la respiración: eso puede hacer que la persona con apnea obstructiva trate de compensar inconscientemente el episodio y frote los dientes al empujar la mandíbula hacia adelante para intentar desbloquear las vías respiratorias. Por eso se aconseja a quienes sufren de apnea que se hagan revisar en busca de señales de bruxismo.
Un diente, corona o arreglo partido pueden ser una señal de que algo falla, pero el bruxismo da señales previas que son mucho menos dramáticas. La gente que sufre bruxismo puede despertarse, por ejemplo, con dolor de mandíbula o de cuello, dolor de cabeza, el maxilar rígido, zumbido en los oídos o marcas en los laterales de la lengua, donde hace presión contra los dientes apretados.
Aunque el bruxismo en difícil de combatir, existen algunos tratamientos posibles:
- Placa de descanso. Las placas de descanso personalizadas por el odontólogo siempre son mejores que las que se venden en las farmacias, y si bien ninguna de las dos elimina el bruxismo, previenen un mayor daño a las piezas dentarias.
- Botox. Las inyecciones de toxina botulínica en los músculos de la mandíbula que controlan la masticación pueden reducir la presión que ejercemos sobre los dientes.
- Bajar el estrés. Las actividades relajantes y descontracturantes, como el yoga y la meditación, también ayudan, al igual que una mayor consciencia de nuestros comportamientos diarios.
- Fisioterapia. Un terapeuta físico o un osteópata que sepa tratar el bruxismo puede enseñarnos a elongar, fortalecer y relajar los músculos del cuello y la mandíbula. Eso reduce la tensión muscular.