El Ministerio de Salud de la Nación Argentina señala que la discapacidad auditiva constituye el 18% de las discapacidades, la cual se reparte en un 86,6% de dificultades auditivas y un 13,4 % corresponden a sorderas.
Por Dr. Daniel Cassola
Según ha logrado recabar una encuesta, 2 de cada 10 hombres y mujeres mayores de 18 años de todo el país creen tener pérdida auditiva pero no se tratan. Esto se debe a que el 26 % de los encuestados nunca verificó su audición, mientras que el 27% lo hizo hace 5 o 10 años.
Los datos fueron publicados por la empresa Med-El, especializada en la fabricación de implantes cocleares. Entre los motivos, la mayoría de las personas expresó no tener como prioridad este tipo de controles. En tanto, otros aludieron a la falta de conciencia que hay sobre este tema.
Asimismo, casi la mitad de los encuestados (45 %) dice conocer a algún familiar que padece esta problemática, en tanto que el 17 % piensa que ellos mismos podrían estar sufriendo pérdida auditiva. Con respecto a los hábitos, lejos de asistir a un profesional, el 40 % de las personas manifestó tener que disculparse por no poder escuchar y el 28 % simplemente sonríe y asiente. En cuanto a la comunicación mediada, la mayoría admite tener que subir el volumen de algunos dispositivos, como la TV y la radio.
Por otra parte, el 5 % de la población argentina padece hipoacusia y la cifra sigue aumentando año a año. La hipoacusia posee múltiples causas según la etapa en donde inicia, pero provoca consecuencias mucho más amplias en los primeros tres años de vida y durante toda la infancia, ya que es la etapa de mayor desarrollo del sistema auditivo.
En el caso de los adultos entre las posibles causas se encuentran factores hereditarios, infecciones o aquellas que tienen que ver con la exposición a ruidos muy fuertes. A su vez, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que, una de las señales de hipoacusia en adultos mayores, es que, a pesar de escuchar, pueden no comprender algunas palabras, en especial en lugares con sonido ambiente o mucho ruido. Además de perder audición, se vuelven más sensibles a ciertos sonidos agudos.
En principio, estar atento a la posible sintomatología es muy importante para actuar ante las primeras alertas y acudir a la atención profesional. Es común que para personas de 3 años en adelante se realice una audiometría, que es un examen donde se mide la capacidad de cada oído de percibir las vibraciones de diversas bandas del espectro audible.
En el caso de los adultos realizarse chequeos anuales podría ayudar a valorar los niveles de audición y ante la aparición de los primeros síntomas es importante acudir a un especialista (alteraciones en la transmisión del sonido, pérdida de la audición en alguno de los oídos, dificultad para entablar conversaciones o distinguir sonidos en espacios ruidosos), evitar el uso excesivo de auriculares, controlar el volumen de los dispositivos, realizar higiene auditiva con profesionales y prescindir de la exposición a ruidos muy elevados.