El arsénico en el agua, un problema sanitario nacional

Por Dr. Daniel Cassola

Los resultados de más de 400 muestras analizadas desde 2011 indican que el agua que se consume en más de la mitad de ciudades o áreas rurales del país está por encima del nivel guía que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) para prevenir el hidroarsenicismo.

El arsénico es un elemento químico, un metal, que se genera en el subsuelo terrestre por la erosión y la desintegración de rocas y minerales. Allí puede contaminar tanto las napas subterráneas como las aguas superficiales. Luego a nuestro cuerpo puede ingresar mediante el agua que bebemos o los alimentos que comemos.

Se trata de un tema delicado ya que el consumo de arsénico produce una serie de enfermedades como hidroarsenicismo crónico regional endémico (HACRE), estrías blancas en las uñas y verrugas, daños irreversibles en órganos, problemas gastrointestinales, EPOC, diabetes, bronquitis crónica, neuropatía periférica, alteraciones de la memoria, entre otras.

Ante la poca información disponible para la población, el equipo a cargo de Jorge Stripeikis, director del Departamento de Ingeniería Química del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), comenzó a elaborar el mapa. Recibió las muestras de agua de consumo o uso agropecuario de 207 lugares y las analizó de manera gratuita para los usuarios. Les envió un informe con los resultados. A la vez, le asignó un color de acuerdo con el nivel de arsénico detectado y lo incluyó en el mapa on line en el sitio de la ONG NutriRed, donde también se puede acceder a las instrucciones para enviar las muestras para analizar.

Si el agua no supera los 10 mcg/l, que es el nivel guía recomendado, el color asignado en el mapa es el verde, pero si lo supera, será amarillo (10-50 mcg/l) o rojo (más de 50 mcg/l), que es cuando “la OMS considera que existe cierta evidencia de efectos adversos”, se explica en el sitio de la ONG.

De las muestras de 20 provincias que se relevaron hasta ahora, 122 aparecen en color amarillo (76) o rojo (46). La mayoría proviene de localidades ubicadas desde el centro hacia el norte del país.

“Hay que informar no alarmar. El hecho de que alguien vea en el mapa que su localidad tiene pinche rojo no significa que toda la población esté expuesta al problema”, explicó Stripeikis, que también dirige el Centro de Ingeniería en Medio Ambiente del ITBA. “Mediante el análisis de las muestras vimos, por ejemplo, que en una misma localidad, en casas a pocas cuadras de distancia pueden consumir agua con o sin presencia elevada de arsénico”, agregó.

En un mes debería arrancar un estudio epidemiológico nacional para determinar el impacto sanitario del consumo de aguas con arsénico, sobre todo en el NEA y el NOA, según indicaron desde la Secretaría de Infraestructura y Política Hídrica del Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda. Con un presupuesto de 16 millones de pesos que financia el BID, en las próximas semanas se adjudicará la licitación. En 18 meses debería estar listo este diagnóstico de situación, que incluirá un mapa de riesgo oficial.

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