Por primera vez en Argentina, los problemas de salud mental superaron a tumores y accidentes como la principal causa de muerte entre adolescentes mujeres de 10 a 19 años. Así lo revela un informe del Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad de la Universidad Austral, que además advierte un récord histórico en el grupo de 20 a 29 años, con 1030 muertes registradas en 2023.
Por Dr. Daniel Cassola
El estudio, liderado por las investigadoras Rocío González y Victoria Bein, expone una crisis silenciosa que reclama respuestas urgentes en materia de prevención y políticas públicas. Según los datos oficiales de la Dirección de Estadísticas e Información en Salud del Ministerio de Salud de la Nación, durante 2023 se contabilizaron 148 muertes en adolescentes mujeres por esta causa, frente a 119 por tumores y 103 por accidentes, que históricamente encabezaban las estadísticas.
En varones de 10 a 19 años, las muertes vinculadas a la salud mental ocupan el segundo lugar después de los accidentes. En ese grupo etario, los números se mantienen en niveles críticos, con 386 casos en 2023, sin mejoras respecto a años anteriores.
El informe también subraya que en el grupo de jóvenes de 20 a 29 años se alcanzó el número más alto desde 2017, con un total de 1030 casos. Esta cifra confirma un crecimiento sostenido en los últimos años y muestra que la problemática trasciende a la adolescencia, extendiéndose hacia etapas de la adultez temprana.
“La adolescencia debería ser un tiempo de construcción de ciudadanía y de vínculos, pero la fragilidad emocional la atraviesa cada vez con más fuerza”, señala Bein. En la misma línea, González advierte que la salud mental debe pensarse como un eje transversal del proceso socioeducativo: “No puede ser un complemento, sino parte integral de la formación. Contar con información robusta y representativa es clave para orientar políticas públicas”.
Según la Organización Mundial de la Salud, uno de cada siete jóvenes de entre 10 y 19 años padece algún tipo de trastorno mental, siendo la depresión, la ansiedad y los trastornos del comportamiento los más frecuentes. En este contexto, factores como la falta de herramientas para gestionar emociones, el aislamiento, la presión social, el bullying y la ausencia de espacios de escucha agravan la vulnerabilidad.
El reporte “Adolescentes y salud mental” de UNICEF Argentina agrega que la discriminación, el bullying y el ciberbullying son los principales factores de deterioro emocional en varones, mientras que en mujeres predomina la presión en los vínculos familiares.
Frente a este escenario, el Observatorio propone políticas que coloquen la salud mental en el centro de la agenda, con medidas como programas de prevención emocional desde la infancia, formación en habilidades socioemocionales para padres y docentes, y espacios de escucha activa en las escuelas.
“El déficit en estas competencias constituye un factor de riesgo significativo para el desarrollo de trastornos. Garantizar aprendizajes básicos y habilidades críticas para el siglo XXI es fundamental”, explica González.
Por su parte, Bein concluye: “Invertir en prevención emocional en las familias y en las escuelas es invertir en el futuro. No podemos permitir que la salud mental siga siendo la primera causa de muerte evitable entre adolescentes. Las estrategias de prevención deben considerarse un derecho dentro de la educación integral”.
