Obesidad infantil: Argentina presenta uno de los registros más altos de la región

La obesidad infantil en Argentina ha alcanzado proporciones alarmantes, según revela un reciente estudio de UNICEF.

Por Dr. Daniel Cassola

Este fenómeno, que afecta a aproximadamente el 12,6% de los niños menores de 5 años y posiciona al país como el segundo con el mayor índice de obesidad infantil en América Latina, plantea serias preocupaciones sobre la salud y el bienestar de las generaciones futuras.

A propósito de esto, la Dra. Valeria López Girons, jefa de Auditoría Médica Nacional de OSPEDYC, destaca que la obesidad infantil es una afección compleja y multifactorial con raíces en la interacción genética y ambiental, donde el componente ambiental juega un papel crucial. Este desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético resulta en una acumulación excesiva de grasa corporal, manifestándose en un aumento del peso y volumen corporal.

Los riesgos asociados con el sobrepeso y la obesidad en la infancia son significativos, no solo comprometiendo la calidad de vida presente de los niños, sino también limitando su potencial futuro. La evidencia científica respalda la idea de que la obesidad en la niñez puede persistir en la edad adulta, aumentando el riesgo de enfermedades no transmisibles como diabetes, enfermedades cardiovasculares, hipertensión y cáncer, lo que, en última instancia, disminuye la esperanza de vida.

El componente socioambiental desempeña un papel crucial para el desarrollo de este problema. Factores como el sedentarismo, el exceso de tiempo frente a pantallas, la falta de actividad física y los hábitos alimenticios desfavorables, incluido el consumo excesivo de productos procesados y alimentos altos en calorías pero bajos en nutrientes, son contribuyentes clave. La presencia de dulces y snacks fácilmente accesibles en los kioscos escolares solo agrava la situación.

Para revertir esta tendencia preocupante, se proponen medidas concretas:

  • Promoción de hábitos saludables: Campañas de concientización dirigidas a fomentar una vida más saludable desde temprana edad son esenciales.
  • Cambio de hábitos alimenticios: Es crucial aumentar el consumo de frutas, hortalizas, legumbres, cereales integrales y frutos secos, mientras se reduce la ingesta total de grasas y se sustituyen las saturadas por las insaturadas. Además, disminuir el consumo de azúcares es fundamental.
  • Promoción de la actividad física y los deportes: Los niños necesitan un mínimo de 30 a 60 minutos de actividad física diaria. Integrar rutinas de actividad física en la vida familiar y fomentar los cumpleaños saludables, donde la alimentación no se base en snacks y golosinas, también son medidas clave.

Con cambios en los hábitos cotidianos y una mayor conciencia sobre la importancia de la alimentación y la actividad física, es posible lograr un impacto significativo en la salud de los niños y garantizar un futuro más saludable.

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