Prohibir la publicidad puede ayudar a cambiar la mentalidad

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Por Dr. Daniel Cassola

El gobierno porteño anunció que quedarán prohibidas las publicidades de bebidas alcohólicas en la Ciudad de Buenos Aires, ya sea en la vía pública, en eventos masivos o en medios estatales porteños.

Luego de la tragedia de la fiesta electrónica Time Warp, la Ciudad conformó una Mesa de Diálogo integrada por distintos actores con el fin de elaborar medidas para combatir las adicciones. Además de lo expuesto, los profesionales recomendaron instrumentar programas de prevención, contar con una red de atención especializada y elaborar estadísticas.

Otro punto a desarrollar por esta mesa de diálogo es una próxima campaña publicitaria que apuntará a los menores de edad, sobre todo a la franja etaria comprendida entre los 10 y los 14 años, ya que la edad de inicio en el consumo se ubica alrededor de los 13 años. Por ello es que cada escuela pública tendrá un referente en adicciones (docente o trabajador social) para poder abordar esta problemática.

Son medidas importantes, si se llevan a cabo con seriedad y trabajo, ya que es crucial evitar el consumo de alcohol a tan temprana edad. Por otra parte, es hora de empezar a combatir ciertos mensajes nocivos.

Esta película ya la vimos con el tabaco. Desde las películas más taquilleras de Hollywood hasta las publicaciones gráficas más diversas resaltaron durante años al cigarrillo en un lugar que no le correspondía.

El fumar era expuesto como un acto de placer y libertad, asociado a la juventud y a la belleza, y no al sinfín de enfermedades que provoca. “El placer de la libertad”, rezaba el slogan de una marca de cigarrillos multinacional.

Hoy lo mismo puede suceder con el alcohol. Si observamos los mensajes que abundan en medios de comunicación, detectaremos que al alcohol se lo asocia a la juventud, y a la belleza, pero también a la diversión. Como si no fuera posible una reunión entre jóvenes sin una botella de cerveza o un trago en la mano.

Los mensajes llegan a la gente y forman una cultura. En esa cultura de antes todo el mundo fumaba alegremente, quizás de la misma manera en que hoy se consume alcohol. Las restricciones en la publicidad son un buen primer paso.

A veces para cambiar la realidad tenemos que empezar por cambiar los mensajes que les damos a los más chicos.

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