Un estado de situación en el “Día Nacional por una Argentina sin Chagas”

Por Dr. Daniel Cassola

En Argentina se calcula que más de un millón y medio de personas tienen Chagas, o sea un 4 por ciento de la población del país. Es, sin dudas, uno de los principales problemas de salud pública aunque prácticamente no tenga cobertura mediática. Hay personas con Chagas en todo el país debido a que además de la transmisión vectorial, las migraciones humanas y la existencia de otras vías de transmisión distribuyen la enfermedad a lo largo de todo el territorio.

Este año la implementación del «Día Nacional por una Argentina sin Chagas», que es hoy, hará énfasis especialmente en acciones de prevención relacionadas con el cuidado de la vivienda y del ambiente, vigilancia del vector y detección oportuna en mujeres embarazadas, recién nacidos de madres infectadas y niños menores de 15 años.

Se ha elegido el último viernes del mes de agosto en virtud de que durante la época estival se registra una mayor actividad y reproducción de la vinchuca, lo que produce un aumento en las viviendas de la densidad poblacional de este vector transmisor y en consecuencia, una mayor probabilidad de ocurrencia de personas infectadas por esta vía de transmisión.

Las últimas estimaciones de casos indican que en Argentina habría 7.300.000 personas expuestas, 1.600.000 infectadas y más de 300.000 afectadas por cardiopatías de origen chagásico. En base a cálculos estimados, cada año nacen 1.300 niños infectados por transmisión congénita. Cabe consignar que 9/10 niños tratados en fase aguda y 7/10 tratados en fase crónica se curan.

La enfermedad de Chagas es la endemia más difundida de América Latina y la primera causa de cardiopatía producida por un parásito a nivel mundial. Sobre todo afecta a comunidades subdesarrolladas, las más desprotegidas económica, social y políticamente.

Según la Organización Mundial de la Salud, en Latinoamérica habría 12 millones de personas infectadas, 25 por ciento de los cuales desarrollarían la enfermedad crónica. Ahora bien, se calcula que la población en riesgo de contraer Chagas es mucho mayor, de unos 100 millones de habitantes.

Pero el Chagas no es solo un problema de las áreas rurales ya que por las migraciones el 60 por ciento de los pacientes viven en grandes ciudades como la Ciudad de Buenos Aires, el Conurbano bonaerense, Córdoba, Santa Fe y Resistencia, entre otras.

La principal vía de contagio del Chagas es la vinchuca, por lo que se dice que es una enfermedad vectorial. Cuando la vinchuca pica, defeca en el mismo acto provocando picazón. Al rascarse la persona hace que el parásito presente en las heces ingrese en el torrente sanguíneo. Otras formas de contagio, aunque bastante más infrecuentes, son por medio de transfusión de sangre infectada, jeringas o accidentes en laboratorios.

Es importante señalar que el Chagas es prevenible. En zonas rurales la principal medida de prevención es el acceso a una vivienda digna, de material, donde las vinchucas no puedan habitar. También son importantes las fumigaciones y la educación sanitaria para que la población aprenda a combatir a la vinchuca. La higiene de corrales con animales y que estén a al menos 12 metros de la vivienda es fundamental para no efectuar contacto con el parásito.

En las ciudades a toda madre embarazada se le debe realizar el control de serología para Chagas, ya sea que provenga del área endémica del país o del extranjero, mediante el análisis de sangre correspondiente. En caso de presentar Chagas, se debe estudiar inmediatamente al recién nacido y al resto de los hijos mediante un análisis de sangre, y en caso de ser reactivos se debe realizar el tratamiento correspondiente, ya que en estos períodos -recién nacido hasta los 19 años de edad- los niños tienen cura. Además es importante efectuar control serológico de los donantes sanguíneos realizado por los bancos de sangre.

La infección por Chagas tiene una etapa aguda, frecuentemente asintomática o difícil de diagnosticar porque presenta síntomas poco específicos, desde fiebre, malestar, aumento de los ganglios, el bazo y el hígado hasta miocarditis o meningoencefalitis. Este cuadro cede espontáneamente en cuatro a seis semanas, pero sin tratamiento un tercio de los pacientes desarrolla problemas crónicos como alteraciones cardíacas graves.

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