El bienestar emocional de los argentinos atraviesa un deterioro sostenido. Un reciente informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (UCA) alerta sobre un incremento preocupante del malestar psicológico, con especial impacto entre mujeres, personas mayores, sectores empobrecidos y quienes enfrentan condiciones de salud o laborales precarias.
Por Dr. Daniel Cassola
Según el estudio, dos de cada diez adultos experimentaron un empeoramiento en su bienestar emocional en los últimos años, consolidando una tendencia que se profundiza con el paso del tiempo.
Los datos provienen de la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA-UCA), que desde hace más de una década releva información sobre las condiciones de vida en las principales áreas metropolitanas del país. El análisis revela que la proporción de adultos con síntomas de ansiedad o depresión creció del 18,4% en 2010 al 28,1% en 2024. En otras palabras, tres de cada diez argentinos presentan hoy signos de malestar psicológico.
El informe advierte que, si bien la pandemia de COVID-19 fue un factor que agudizó la crisis emocional, las causas del fenómeno son más amplias y se relacionan con transformaciones estructurales y sociales de largo plazo. “Las poblaciones empobrecidas muestran una prevalencia que duplica la de las poblaciones no empobrecidas”, señala el documento. Además, subraya que las mujeres, los mayores de 60 años, los desempleados y las personas con enfermedades crónicas o empleos precarios son los grupos con mayor riesgo.
Para los investigadores del Observatorio, la salud mental no puede analizarse de manera aislada de las condiciones materiales y sociales que la rodean. Factores como la pobreza, la desigualdad, la falta de acceso a servicios básicos y la inseguridad económica deterioran el bienestar subjetivo y generan un entorno propicio para la angustia, la ansiedad y la depresión.
El informe sostiene que el estrés generado por la inestabilidad laboral, la incertidumbre económica y la precariedad en las redes de contención social impacta directamente en la percepción del bienestar. La pérdida de vínculos comunitarios, el debilitamiento de las políticas de salud y la escasez de espacios de escucha también contribuyen a profundizar el malestar.
En este sentido, los especialistas remarcan que el problema trasciende la dimensión individual para convertirse en un desafío social y político. Promover el bienestar psicológico, advierten, requiere abordar de manera integral las desigualdades estructurales que afectan la vida cotidiana de millones de personas.
La salud mental, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), no se limita a la ausencia de enfermedades, sino que implica un estado de equilibrio emocional, psicológico y social que permite afrontar los desafíos diarios, mantener relaciones saludables y contribuir activamente a la comunidad. Por su parte, la Asociación Americana de Psicología (APA) indica que la evaluación de la salud mental debe considerar la presencia o ausencia de síntomas que revelen distintos niveles de malestar o trastornos, como la ansiedad o la depresión.
En los últimos años, distintos organismos internacionales han subrayado la necesidad de incluir la salud mental como parte esencial de las políticas públicas. No se trata únicamente de brindar atención médica o terapéutica, sino de generar entornos que favorezcan el desarrollo humano, la inclusión y el sentido de pertenencia.
Frente a este panorama, los especialistas proponen reforzar los dispositivos comunitarios, garantizar el acceso a tratamientos psicológicos y psiquiátricos, y fomentar campañas de sensibilización que reduzcan el estigma en torno a los trastornos mentales. También subrayan la importancia de generar entornos laborales y educativos más saludables, donde la contención emocional y la prevención ocupen un lugar central.
La salud mental se ha convertido en una preocupación creciente en la sociedad argentina. El aumento del malestar psicológico refleja no solo la presión de las crisis económicas y sociales, sino también una demanda colectiva de mayor acompañamiento, recursos y comprensión.









