La advertencia la hizo la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC). Se estima que 1.500.000 de argentinos ya conviven con esta enfermedad.
Por Dr. Daniel Cassola
La Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) ha recomendado a las personas que viven en zonas endémicas o tienen un familiar infectado por la enfermedad de Chagas que se realicen una consulta médica para constatar si están contagiados y prevenir los trastornos cardiológicos graves que pueden surgir en el futuro.
Según el Consenso sobre la Enfermedad de Chagas de la SAC de 2019, y las cifras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en Argentina hay aproximadamente 7 millones de personas en riesgo de contagiarse, 1.500.000 ya infectadas con el parásito Trypanosoma Cruzi que causa la enfermedad y entre 350.000 y 500.000 que ya desarrollaron cardiopatías vinculadas a la progresión de la enfermedad.
La enfermedad es transmitida por la vinchuca y, a menudo, no presenta síntomas visibles en sus etapas iniciales. Si se diagnostica temprano, el tratamiento antiparasitario puede ser curativo. La Ley Nacional 26.281 en Argentina establece la realización de pruebas diagnósticas en todas las mujeres embarazadas y los recién nacidos para detectar la enfermedad de Chagas, ya que la transmisión vertical o transplacentaria también es una forma de contagio.
En Argentina, la enfermedad de Chagas es considerada un problema de salud pública debido a su alta prevalencia y su impacto en la salud cardiovascular de las personas infectadas. Esta enfermedad es causada por el parásito Trypanosoma cruzi y se transmite principalmente por la picadura del insecto vector conocido como vinchuca, que se encuentra en algunas zonas del país.
Además de la transmisión vectorial, la enfermedad de Chagas también se puede transmitir por vía congénita (de madre a hijo durante el embarazo) y por transfusión de sangre o trasplante de órganos de donantes infectados.
Según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 6 millones de personas están infectadas con Trypanosoma cruzi en todo el mundo, y más de 10.000 mueren cada año a causa de la enfermedad de Chagas. En América Latina, donde se concentra la mayoría de los casos, se estima que más de 65 millones de personas están en riesgo de contraer la enfermedad.
En Argentina, la enfermedad de Chagas es endémica en algunas regiones del país, principalmente en el norte y centro, y se estima que alrededor de 7 millones de personas están en riesgo de contraer la infección. A pesar de que se han logrado avances significativos en la prevención y el control de la enfermedad en los últimos años, todavía hay mucho por hacer para reducir su impacto en la salud pública.
Los principales síntomas de la enfermedad de Chagas son fiebre, dolor de cabeza, hinchazón en el lugar de la picadura, dolor muscular y articular, y en algunos casos problemas gastrointestinales. Sin embargo, en la mayoría de los casos la infección es asintomática o presenta síntomas leves, por lo que muchas personas infectadas no son diagnosticadas ni tratadas.
A largo plazo, la enfermedad de Chagas puede causar trastornos cardíacos graves, como insuficiencia cardíaca, arritmias y enfermedad del músculo cardíaco, que pueden poner en peligro la vida de las personas infectadas. Por esta razón, es importante detectar y tratar la enfermedad en sus primeras etapas, antes de que se produzcan complicaciones cardíacas.
La Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) recomienda a todas las personas que viven en zonas endémicas o tienen un familiar infectado que se sometan a un estudio serológico para detectar la presencia del parásito que causa la enfermedad. Además, es importante tomar medidas de prevención para evitar la exposición al vector, como mantener la higiene en el hogar, utilizar repelentes de insectos y proteger las viviendas con mallas o mosquiteros.
En definitiva, la enfermedad de Chagas es un problema de salud pública importante en Argentina y en otros países de América Latina, y requiere una acción coordinada y sostenida por parte de las autoridades sanitarias y la sociedad en su conjunto. Es fundamental aumentar la conciencia sobre la enfermedad, mejorar la detección y el tratamiento temprano, y desarrollar estrategias efectivas de prevención y control para reducir su impacto en la salud cardiovascular de las personas infectadas.