Hay cinco proyectos con el que las autoridades sanitarias del ministerio que conduce Ginés González García establecieron contactos y negociaciones. La prioridad la tendrá el primero que ofrezca el producto. Luego se considerará el volumen posible y el precio. “La vacuna necesita esa vacuna”, sostuvo el ministro Martín Guzmán.
Por Dr. Daniel Cassola
El final del camino de la pandemia y la cuarentena, al menos como la conocemos hasta ahora, es con la vacuna. No hay inmunización posible sin ella. En los países que mejoraron sus índices luego vinieron los segundos brotes. Los que por su geografía y sus políticas, como Nueva Zelanda, están prácticamente libres del virus, no pueden abrirse al turismo, una de las actividades económicas más importantes del planeta. Para una normalidad, digamos al cien por cien, la vacuna es fundamental.
Si habrá vacuna o no antes de que concluya 2020 es incierto, aunque el Ministerio de Salud ya inició o entabló negociaciones con cinco laboratorios. El primero es AstraZeneca, que trabaja en conjunto con la Universidad de Oxford, y cuyo acuerdo para conseguir las dosis por cuatro dólares ya anunció hace meses el presidente Alberto Fernández. Pero si hay otra vacuna disponible antes el gobierno irá por ella para poder iniciar el plan de vacunación más ambicioso de la historia.
También se establecieron contactos con la empresa china Sinopharm, que en Argentina realiza una de sus pruebas a través de la Fundación Huésped, del infectólogo y asesor presidencial Pedro Cahn. Además el gobierno dialogó con integrantes del proyecto Sputnik, la vacuna rusa, y las compañías estadounidenses Jansen y Pfizer. Desde el ministerio de Salud se intentará comprar la que primero esté disponible, al menos para iniciar el plan de vacunación.
Solo en una primera etapa se necesitan 13,5 millones de dosis. Eso es lo necesario para cubrir a los grupos de riesgo y el personal de la salud. Meses más tarde se aspira a vacunar a toda la población. En el mejor de los escenarios, quizás con un optimismo infundado, se proyecta que para marzo puedan estar todos los esenciales vacunados para iniciar con la segunda etapa. El ministro Ginés González García adelantó a distintos medios que la vacunación será de carácter obligatorio.
Es probable, sin embargo, que todo demore un poco más. Salvo la de Jansen, las otras vacunas requieren de una segunda dosis para garantizar su efectividad. También hay que considerar el precio. Una de las empresas estadounidenses que pica en punta en el desarrollo de la vacuna es el laboratorio Moderna, que en principio solo desarrollará y comercializará las dosis en ese país. El precio estimado, aunque todavía no es oficial, sería de 37 dólares. Si se toma como una referencia, salvo el convenio con AstraZeneca y el empresario Hugo Sigman por 4 dólares, las cuentas se pueden complicar.
Las variables son muchas. Antes de los precios y los volúmenes de producción, las compañías deben terminar con las fase de testeo, analizar los resultados, y si todo marcha bien, avalarlos por los organismos de control. La intención del gobierno es hacerse con la primera vacuna que sea posible y terminar cuanto antes con un estado general que perjudica día a día a la economía. Pero la realidad, como sabemos en este difícil 2020, puede tener otros planes.