Por Dr. Daniel Cassola
Según números del Ministerio de Salud de la Nación, entre 2011 y 2017 los casos de sífilis pasaron de 3875 a 11.709. Pero sospechan que deben ser muchos más. Alcira Bermejo es coordinadora de la sección de enfermedades de trasmisión sexual del Hospital Múñiz y sostiene que la enfermedad ya tiene características epidémicas.
«En las enfermedades de transmisión sexual nunca los datos son precisos, porque no se declaran todos los que se diagnostican. Solo en nuestro servicio, llevamos vistos más de 1500 pacientes en dos años. Un promedio de 15 por semana. ¡En cinco días! Es tremendo», comentó la profesional al diario La Nación.
La sífilis es una enfermedad cuyas características están descritas desde hace siglos. La primera epidemia de la que se tienen pruebas ocurrió en el siglo XV en Europa. Existe un debate entre estudiosos de la historia de la medicina sobre el origen de la enfermedad.
Algunos sostienen que los navegantes que acompañaban a Colón la trajeron a América mientras que otros aseguran lo inverso, que aquí se contagiaron y que luego la exportaron a Europa.
En cualquiera de los casos se trata de una patología sumamente conocida, causada por una bacteria que se transmite comúnmente por contacto sexual. El diagnóstico se realiza por un análisis de sangre y el tratamiento es con penicilina, o sea antibióticos.
La enfermedad tiene distintas etapas. Aproximadamente veinte días después de ingresar en el organismo la sífilis genera unas pequeñas llagas que pueden aparecer en los genitales o la boca, que suelen ser indoloras y desaparecen sin tratamiento quince días más tarde.
En la segunda etapa, seis meses luego del contagio, aparece una erupción en la piel acompañada de fiebre y se puede ocasionar la caída del cabello. A posterioridad la bacteria permanece en la sangre lo que puede generar cuadros graves de demencia y parálisis, entre otros.
El uso del preservativo es uno de los métodos de prevención más efectivos de esta y otras infecciones venéreas, pero al parecer su uso está en descenso. Según informa la sede argentina de la ONG Aids Healthcare Fundation (AHF) solo el 14,5 por ciento de los argentinos utiliza “siempre” preservativo para mantener relaciones sexuales, el 60,5 lo utiliza “algunas veces” mientras que el 20,5 sostiene que nunca recurre a este método de prevención.
«Aún sigue siendo fundamental que desde el gobierno, la comunidad médica y la sociedad civil se refuercen las campañas de concientización, educación y difusión sobre la prevención con el uso del preservativo y la detección precoz mediante los testeos para minimizar los riesgos de transmisión», enfatizaron desde la AHF.
En cuanto a la transmisión de madre a hijo, que puede provocar abortos y discapacidades en el recién nacido, los especialistas señalan que una de las causas por las que la embarazada no recibe el tratamiento adecuado es «la dificultad para la aplicación de penicilina benzatínica en centros de atención primaria por una sobreestimación del riesgo de alergias severas a ese antibiótico».
No importa cuán antiguas sean, las bacterias y los virus están al acecho y van a aprovechar cualquier resquicio que les demos para reproducirse. Los brazos de la prevención no se deben bajar nunca.