Los jubilados en una situación económica alarmante

 

Por Dr. Daniel Cassola

Según cálculos de la defensoría del pueblo de la tercera edad, la canasta mínima de un jubilado se ubicaba, el primero de diciembre, en los 8600 pesos.

A su vez, la jubilación mínima que percibe un jubilado desde septiembre es de 4300 pesos, exactamente la mitad. En números redondos en la Argentina tenemos alrededor de 8 millones de jubilados, de los cuales el 75 por ciento cobra la mínima.

En síntesis, hay seis millones de personas que necesitan un mínimo de 8600 pesos para vivir pero cobran 4300.

Por eso la semana pasada hablamos con los representantes de los jubilados que desde hace décadas protestan todos los miércoles frente al Congreso. Los reclamos en este fin de año, ante el contexto que describimos anteriormente, son sumamente moderados.

Los jubilados están exigiendo un aumento de emergencia de 4000 pesos y cobrar el aguinaldo completo a fin de año. Con 4000 pesos más, apenas llegarían a arañar lo mínimo e indispensable. Y con un aguinaldo más generoso quizás puedan, los que tienen nietos, comprarles un humilde regalito para el 24 a medianoche.

De esta manera, los jubilados están condenados por ley a la pobreza. Evidentemente, la ley de movilidad jubilatoria debe ser revisada. Hoy la jubilación es más baja que cualquier otro tipo de salario.

Por lo tanto, más que un sueldo se trata de una dádiva. A los jubilados se los considera trabajadores pasivos, porque se supone que han trabajado durante su vida para poder ganarse el descanso a partir de determinada edad.

Si lo que cobran no les alcanza ni para los bienes más elementales, más que un salario la jubilación parece un plan social como los que se implementan para asistir a la pobreza.

Al respecto, en los últimos días se ha publicado un muy interesante estudio realizado por la Fundación UADE, el que se releva que el 43 por ciento de los hijos ayuda económicamente a sus padres jubilados.

O sea, la jubilación coloca a las personas en situación de dependencia. Como el dinero no alcanza se depende de la buena voluntad, y la capacidad de éxito, de las personas cercanas.

No todos deben poder ayudar a sus padres. Y no todos los jubilados tienen a quien recurrir para poder solventarse.

Que los jubilados puedan llevar adelante una vida digna es, sin dudas, uno de los desafíos más importantes de la Argentina que viene.

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