En medio de un panorama en el que se discuten nuevos paradigmas en Argentina, ciertas realidades persisten sin cambios notables, aseguran desde este sector profesional.
Por Dr. Daniel Cassola
Un informe reciente de la Cámara Argentina de Oftalmología revela una problemática preocupante: los aranceles de los prestadores de salud en el ámbito oftalmológico, que son esenciales para garantizar una atención de calidad, no han evolucionado de acuerdo con la inflación y los crecientes costos del sector.
Durante el gobierno de Alberto Fernández, la inflación acumulada alcanzó un sorprendente 1175%, según datos del INDEC. En el mismo periodo, los costos en el sector de la salud, en particular en oftalmología, experimentaron aumentos aún más pronunciados. La Unión Argentina de Salud informa que sueros, pañales, ropa descartable, placas, gammaglobulina, sustancias de contraste, medicamentos, cuotas y aranceles prestacionales han aumentado de manera exponencial, algunos superando el 5000%.
La Cámara de Medicina Oftalmológica (CAMEOF) realiza relevamientos que evidencian un aumento promedio de la estructura de costos del 1379%, con algunos insumos específicos llegando al 3000% o incluso al 5000%. Estos incrementos superan con creces los valores de prestaciones similares en otras partes del mundo.
La situación se agrava por el retraso en los aranceles que deben ser ajustados, cercano al 700%. Durante el gobierno anterior, los aranceles no siguieron la evolución de los costos, principalmente debido al histórico atraso que las empresas de medicina prepaga mantienen con los prestadores, alcanzando un preocupante 154% entre 2005 y 2020.
La pandemia y la cuarentena prolongada también jugaron un papel crucial en esta asimetría, ya que las empresas de medicina prepaga cobraron cuotas y redujeron bruscamente las prestaciones, alineándose con políticas restrictivas y afectando la capacidad de los prestadores para ajustar sus aranceles.
Con la implementación del DNU 70/2023 para la reconstrucción de la economía argentina, las empresas de medicina prepaga anunciaron un aumento del 40% en las cuotas de enero. Esto, junto con la posibilidad de captar afiliados sin la intermediación de una obra social, plantea nuevos desafíos para los prestadores de salud.
A pesar de este incremento en las cuotas, algunos prestadores solo han recibido ofertas de aumentos del 36%, lo que, considerando el plazo de 90 días para su efectivización, se traduce en un aumento real del 18%. Esto deja a los oftalmólogos con ingresos insuficientes para cubrir los costos operativos, incluyendo el mantenimiento de equipos, alquiler de consultorios, servicios y obligaciones fiscales.
En este contexto, el paciente paga por adelantado un 40% de aumento en la cuota de medicina prepaga en enero, mientras que el médico recibe un aumento real mucho menor en abril. Por ejemplo, una consulta oftalmológica que debería valer 20 dólares en realidad solo se traduce en aproximadamente 2.9 dólares para el oftalmólogo.
Este desequilibrio plantea la necesidad de una convergencia en un diálogo sincero entre prestadores y empresas de medicina prepaga. Es esencial buscar soluciones que brinden ofertas eficientes, calidad prestacional y responsabilidad sanitaria. Además, la libertad de elección debe ir de la mano de la transparencia en la información para garantizar que los pacientes estén informados sobre los prestadores que realmente se harán cargo de sus necesidades de salud.









