Un gen involucrado en el estrés postraumático

Fuente: DocSalud

Un grupo de investigadores de la Emory University, en EEUU, sugirió que el gen OPRL1 que regula el miedo podría ser también clave en el síndrome de estrés post-traumático y, además, servir para el diseño de terapias para prevenir dicho trastorno.

El español Raúl Andero Galí, coordinador del equipo, adelantó a ABC que el nuevo el fármaco, que se basa en este descubrimiento “podría estar disponible en 5 o 10 años para su uso en humanos, en el caso de que no tuviera efectos secundarios”.

En la investigación, Andero aseguró no visualizar manifestaciones colaterales en los ratones. Si se comprueba que no daña a los hombres, el desarrollo sería  “revolucionario”, por convertirse en el “primer tratamiento” para prevenir la aparición de un trastorno psiquiátrico.

Muchos veteranos de guerra así como víctimas de un atentando, una catástrofe natural o un accidente automovilístico se recuperan de las secuelas psicológicas; sin embargo, existe un grupo de personas que son incapaces. Ellos son los que sufren síndrome de estrés postraumático, ya que continúan experimentando altos niveles de ansiedad y miedo meses, e incluso años, después del evento.

“Hemos identificado por primera vez la asociación del gen del miedo con este cuadro, que es un trastorno de ansiedad con alteraciones del miedo”, explicó el investigador.

A pesar de que hay otros genes que habían sido involucrados previamente con alteraciones en el procesamiento del temor en personas y animales, la novedad de este trabajo, que se publica en Science of Translational Medicine, es que  a partir de este gen, se descubrió “una posible nueva vía para prevenir el desarrollo del trastorno de estrés postraumático”.

La función del gen OPRL1 es producir el receptor llamado nociceptina, que se encuentra en diferentes órganos, incluido el cerebro. Según el investigador español, el nuevo compuesto (SR-8993), desarrollado en colaboración con investigadores del centro de investigación Scripps en EEUU, actúa sobre los receptores de nociceptina cerebral.

El equipo de Andero también descubrió que algunos individuos muy traumatizados, como las víctimas de abusos durante la niñez, son portadores de versiones alteradas del gen OPRL1 y tienen problemas para distinguir entre entornos seguros y peligrosos, un síntoma central en este síndrome. Además, vieron que estas personas también tienen mayor activación en áreas relacionadas con el procesamiento del miedo y del dolor.

Los hallazgos sugieren que el OPRL1 regula la respuesta al miedo tanto en humanos como en animales.


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