Por Redacción Curar con Opinión
La hepatitis B puede contraerse de manera sanguínea o sexual o en forma vertical de la madre al recién nacido. Es una enfermedad que puede evolucionar a forma crónicas y producir cirrosis y cáncer hepático. La hepatitis B puede prevenirse con una vacuna que todos deben recibir y controlarse de manera muy efectiva con tratamientos antivirales. Es importante destacar que esta hepatitis puede reactivarse si bajan las defensas como ocurre por ejemplo con la quimioterapia.
Por su parte, se estima que la hepatitis C afecta alrededor del 1% de la población de Argentina. Las características principales de la infección por el virus C son la evolución a formas crónicas en el 80%-90% de los casos y la ausencia de síntomas. A pesar de eso, la hepatitis C “progresa en silencio” y es una causa frecuente de cirrosis y cáncer hepático. Afortunadamente, más del 95% de los casos se curan con el uso de nuevos tratamientos antivirales que son de corta duración (8 a 12 semanas) y con muy pocos efectos adversos.
“Actualmente, se estima que alrededor de 500.000 personas en Argentina viven con hepatitis B y C, pero sólo un 30% está diagnosticada. Esto genera dos problemas graves: el primero es el riesgo de contagiar a otras personas y el segundo es la posibilidad de que esta hepatitis produzca daño crónico del hígado que puede llevar a la muerte o a la necesidad de un trasplante hepático”, explica Federico Villamil, jefe del Centro de Hepatología y del Servicio de Trasplante Hepático del Hospital Británico.
Villamil, explica que “el trasplante está indicado en pacientes con enfermedades hepáticas avanzadas e irreversibles, para las que no se dispone de ningún tratamiento alternativo. El 80% de los trasplantes se realizan en personas con cirrosis hepática que es la etapa final de diversas enfermedades crónicas (como las hepatitis B o C, entre otras) luego de años o décadas de evolución. La indicación del 20% restante de los trasplantes es la hepatitis fulminante que se caracteriza por la destrucción acelerada y masiva del tejido hepático y se asocia a un muy elevado riesgo de muerte”.