Aumentaron los casos de botulismo infantil

Fuente: Ciudadano (Mendoza)

La mayoría se registró en el Valle de Uco. La intoxicación, que puede ser mortal, afecta a niños de entre una semana y un año de edad.

Desde marzo de 1982 hasta diciembre de 2013, en Mendoza se produjeron 213 casos de botulismo en lactantes, lo que ubicó a la provincia en segundo lugar de mayor frecuencia sólo por debajo de Buenos Aires.
Al respecto, un reciente análisis epidemiológico Ministerio de Salud de la provincia muestra que la mayor prevalencia de la enfermedad se da en el Valle de Uco, con el 36% de los casos, siendo Tupungato el departamento con más afectados en ese lapso, representando el 55% en la región y el 21% a nivel provincial.
En relación a la cantidad de casos que se dieron en 2012 (34), los episodios durante el año pasado fueron más, ya que se diagnosticó esa enfermedad en 41 lactantes.
A fin de indagar en las causas de esta incidencia, se tomaron muestras de tierra en terrenos aledaños y en los domicilios de los bebés que sufrieron la enfermedad, aunque también se lo hizo en sitios alejados a ellos, realizándose también un muestreo del aire en suspensión.
El resultado fue un 63,22% de prevalencia de esporas, un porcentaje bastante alto en relación a otras zonas. Actualmente se están estudiando los suelos de Tunuyán y San Carlos.

La bacteria tóxica
El botulismo es una enfermedad producida por una bacteria llamada clostridium botulinum, la cual, en condiciones ambientales adversas, adopta una forma latente (espora botulínica) con capacidad para germinar y producir sustancias altamente tóxicas para el sistema nervioso, como la neurotoxina botulínica.
Esas esporas pueden existir en el polvo y en el suelo y contaminar ciertos alimentos. Las verduras, las especias, las hierbas, los tés y la miel pueden contener naturalmente esporas de clostridium botulinum, aunque no resultan dañinas para un individuo sano –como niños mayores o adultos– con un elevado nivel de acidez gástrica y bacterias protectoras en sus intestinos.
Sin embargo, en los lactantes menores de un año pueden originar el llamado botulismo infantil o botulismo del lactante. Cuando estos niños consumen esporas botulínicas, ellas infectan, germinan y liberan la toxina en el colon. Allí son absorbidas, pasan a la sangre y se unen a los nervios periféricos. Los síntomas observados incluyen constipación, letargo, falta de apetito, falta de expresión en el rostro, dificultad para tragar y, ocasionalmente, falla respiratoria. En casos severos, causa parálisis fláccida.
Algunos padres endulzan el chupete de sus bebés con miel, una práctica que incrementa el riesgo de contraer la enfermedad en niños de menos de un año, ya que recién a esa edad desarrollan la flora intestinal del adulto, capaz de antagonizar el crecimiento de las esporas de clostridium botulinum y la generación de toxinas.

Recomendaciones
Para evitar que los bebés contraigan la peligrosa enfermedad, seguir algunos actos sencillos puede ayudar, entre ellos:
-Lavar y cocinar dos veces todas las verduras que suministre a su bebé.
– No proporcionar miel ni alimentos que la contengan a niños menores de un año.
-Mantener las manos de los niños adecuadamente higienizadas.
-Controlar que no se lleven a la boca alimentos que hayan estado en contacto con la tierra.
Además, en la página pediatrica crecerjuntos.com el pediatra Juan Manuel Pino indica que “es absolutamente cierto que los menores de un año no deben ingerir miel. Y esto se debe a dos motivos fundamentales: el primero y más importante es la posibilidad de que el pequeño enferme de botulismo y la segunda la alteración a nivel dentario por el exceso de azúcar que contiene».

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