El avance del narcotráfico en Rosario pone en jaque a niños y adolescentes de la ciudad. Mientras organizaciones sociales denuncian que el consumo de cocaína y sus derivados comienza entre los 9 y 10 años, ya se registran 19 adolescentes muertos a balazos en conflictos vinculados al narcotráfico.
Por Dr. Daniel Cassola
Durante la primera semana de agosto de 2022 se registraron dos nuevos asesinatos en Rosario. Las víctimas fueron un chico de 13 y una chica de 15 años de edad. Ambos se vinculan al narcotráfico. En total, los menores de 18 años muertos durante 2022 por estas causas ya son 19. En todo 2021 habían sido 21.
De esta manera, la tragedia en Rosario parece ser un hecho cotidiano. Además, el avance del narcotráfico sobre la sociedad ha provocado que la edad de inicio en el consumo de estupefacientes se adelante a la niñez. Según Fabián Belay, responsable de la Pastoral de la Drogadependencia de Rosario, “hay niños en la ciudad que se inician en el consumo de drogas duras a partir de los 9 o 10 años de edad”.
Según cuenta el funcionario religioso, la pandemia agravó esta situación por el cierre de espacios de contención como la escuela o los predios recreativos. “El inicio de consumo de drogas duras lo vemos en los 9 o 10 años. Lo vemos en los barrios, es triste, también es una consecuencia de la pandemia, cuando la escuela y los clubes de barrio no estuvieron presentes. Esto se venía dando en los barrios, pero lamentablemente se agravó. Se suma la falta de políticas del Estado municipal en cuanto a prevención y asistencia. Hay un vacío terrible. Se intenta tener respuesta en los hospitales, donde también están ocupados por la atención del covid y la atención de salud mental y adicciones ha quedado relegada”, contó Belay a medios locales rosarinos.
“No hay freno en cuanto a la edad para el inicio de consumo, e incluso para la iniciación en la venta (de estupefacientes). Es una realidad de todos los barrios, cada vez hay más chicos involucrados, y cada vez son de menor edad. En los barrios populares, zonas marginales, el gran problema de gente son las secuelas psiquiátricas crónicas que sufren a causa de estas adicciones. Vemos gente muerta, adolescentes, jóvenes que no pasan los 25 años y que para entonces ya viven en situación de calle, ya sin vínculos con una familia que lo contenga. Pareciera que algunos sectores de la política se quedaron con privilegios y han dejado su deber de ocuparse”, señaló el religioso que integra el Foro de Adicciones Rosario.
Propio de quien convive a diario y en los barrios con las consecuencias de la exclusión social y su impacto en la población más vulnerable, Belay relata lo que ve. “Hace más de 6 años que pedimos que haya una guardia de salud mental por adicciones en hospitales, pero eso no está en la agenda de gobierno”, recriminó.
Sobre los episodios de violencia comentó: “Los chicos que mueren en las balaceras no empezaron a consumir a los 15. Creo que se naturaliza que mueran adolescentes como parte de las noticias, y detrás de cada muerte hay chicos involucrados desde antes. Tenemos ya la tercera generación de familias de consumidores”.
La Pastoral que Belay integra mantiene en funcionamiento centros de día para niñez y juventud en distintos barrios rosarinos pero los servicios que prestan no alcanzan. En cada efector hay lista de espera para jóvenes y madres que acuden en ayuda.
“Yo tengo esperanza de ayudar a un pibe, a dos, pero no alcanza si la política no lo toma en su agenda seriamente. No podemos lograr ni una guardia hospitalaria que atienda a un chico drogadicto. No hay una campaña de prevención como la hubo con el tabaco. Pero el alcohol y la droga no se tocan”, marcó.