Continúa el lento proceso de aplicación de la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable

Por Redacción Curar con Opinión

Comenzó a regir ayer el etiquetado frontal de alimentos pero aún no se verá de manera masiva en las góndolas. El proceso será gradual, y posiblemente hasta fines de 2023 no se efectivice en su totalidad.

Cumplidos los seis meses desde la reglamentación de la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable, los productos (alimenticios o bebidas) ya deben fabricarse con los octógonos negros visibles en sus envases, cajas o latas, con mayúsculas blancas que alerten en cada caso que haya exceso de componentes como azúcar, calorías, sodio, grasas totales y saturadas, en base a la escala de nutrientes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). También habrá leyendas rectangulares por presencia de cafeína o edulcorante, para evitar su consumo en menores. Pero lo estipulado tardará en abarcar a todos.

El licenciado en nutrición, Ignacio Porras, director ejecutivo de la Fundación Sanar, explica que, por un lado, la ley “no es confiscatoria”, por lo que no se quitarán del mercado los productos sin octógonos fabricados hasta ayer. Por otro lado, en esta etapa aplican las grandes empresas. Las pymes tendrán seis meses más de plazo. Pero además grandes y chicas pueden pedir prórrogas de seis meses más, por única vez. De hecho ya la solicitaron 236 firmas abarcando a más de 11 mil productos. Si las pequeñas empresas piden prórroga, recién se vería efectivizado en más de un año.

Lo que venció ayer es el plazo de implementación de la primera etapa para las grandes empresas. Para el 20 de mayo finaliza la segunda etapa para las grandes empresas, lo que implica que deberán colocar sellos a más productos con valores iguales o mayores de un tope inferior. Si primero tenían que poner exceso de azúcar a los productos que contenían un 20% del total de energía proveniente de azúcares añadidos, luego ese tope desciende al 10%, por lo que alcanzará a más alimentos.

Hubo prórrogas por temas de importación de insumos o por procesos de reformulación nutricional de productos para evitar los octógonos negros. “Un producto que hoy tiene un aditivo de sodio puede reemplazarlo por uno de potasio y no llevaría sello”, ejemplificó Evangelina Macías, del Instituto Nacional de Alimentos (INAL). Quienes quieran «readecuarse» tendrán hasta dos años, dependiendo el caso.

“Desconocemos el nombre de cada producto al que le fue otorgado la prórroga –reclama Porras–, eso suma confusión. No sabemos si el producto que no tiene el octógono es por stock, por incumplir la ley o si es por prórroga”. En caso de incumplimiento, las sanciones van desde apercibimientos hasta multas o clausuras.

“La industria siempre fue igual –resalta–. Va a hacer todo lo posible para embarrar la discusión. El impacto del contexto socioeconómico en el poder de compra colabora en la mala interpretación de esta ley. Se piensa que es una ley de elite, y es equivocado. Justamente hace foco en acercar alimentos reales y menos basura a las poblaciones más vulnerables, donde se ve un mayor consumo de este perfil de productos, y por consiguiente el impacto de la salud”. La norma obliga al Estado a priorizar productos saludables en las asistencias alimentarias, y a regular los que se distribuyen en los colegios: “Hoy los entornos escolares favorecen el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles”. 

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