Ayer un consorcio integrado por una empresa estadounidense y otra alemana anunció progresos. La provincia de Buenos Aires busca integrarse a las pruebas para luego acceder fácilmente a las vacunas. China también avanza en el diseño de una solución para la pandemia.
Por Dr. Daniel Cassola
Entre todas las novedades que impone la pandemia se encuentra el desarrollo a una velocidad inusitada de varios proyectos de vacunas. Nunca antes la humanidad invirtió tanto en proyectos que buscan la inmunización ante una enfermedad. El resultado, como en toda obra que no llegó a su fin, es incierto, pero semana a semana los desarrolladores de las distintas variantes que se planean contra el coronavirus informan avances significativos.
Ayer fue el turno del grupo integrado por el laboratorio Pfizer y la compañía alemana BioNTech, cuya vacuna superó la primera fase de testeos después de haber sido aplicada en un reducido grupo de 45 adultos de entre 18 y 55 años. El resultado fue satisfactorio porque los voluntarios lograron producir anticuerpos superiores a los de los recuperados del coronavirus con efecto secundarios nulos o poco significativos. En algunos casos presentaron un poco de fiebre y dolor en el lugar de la inyección.
La investigación sigue de la siguiente manera. Ahora se deben validar los resultados de la primera etapa de testeo. Para ello un grupo de expertos debe revisarlos, y las entidades reguladoras de Estados Unidos y Alemania aprobarlos. En paralelo la publicación en una revista científica ayudaría a la difusión de la información entre la comunidad de especialistas en el área. Una vez sorteados estos trámites se puede iniciar una segunda fase de testeos, en alrededor de 30 mil voluntarios.
Aquí es donde empiezan a tallar las autoridades sanitarias de la provincia de Buenos Aires, que están en tratativas con las compañías para que Argentina sea parte de la segunda ronda de pruebas. Las empresas también tienen en consideración a Brasil y Sudáfrica, aunque en la cartera provincial a cargo de Daniel Gollán creen que por estos lares hay mejor capacidad instalada en laboratorios para realizar los tests. Entre los beneficios que redundarían de ser el lugar de pruebas está el fácil acceso a la vacuna una vez que haya sido terminado su diseño. De todas maneras es importante recalcar que todo es en condicional por ahora. Se está avanzando rápidamente pero falta mucho.
Ya en una segunda fase parece encontrarse el proyecto de vacuna de la compañía china CanSino Biologics, que empezó a aplicarse masivamente en soldados del ejército de ese país para realizar un test más amplio. Los chinos realizan las pruebas a toda velocidad. Informaron que, al mismo tiempo, efectuaron pruebas de fase 1 y fase 2. Los parámetros previos a la pandemia eran otros. La Organización Mundial de la Salud solía demorar entre 12 y 18 meses para recomendar una vacuna una vez que habían terminado todos los testeos. Se espera que en este caso todo sea más rápido.
Por lo pronto, las acciones de Pfizer experimentaron un alza considerable de su valor, mientras que la compañía china comenzó a cotizar en la bolsa de Hong Kong. Detrás de todo también hay un gran negocio. En este caso, la humanidad toda espera que todo esto no sea parte de una gran burbuja.