Cuando vivir a lechuga y tomate no es sinónimo de vida saludable

Un especialista en nutrición habla sobre las costumbres que suelen desviarnos de una alimentación saludable y balanceada, la importancia del ejercicio físico y los riesgos de las dietas extremas. Vivir a lechuga y tomate no es sinónimo de salud ni de adelgazamiento, es por eso que ése y otros tantos mitos recorren revistas, programas de TV y charlas de mujeres desde hace años, casi tantos como desde que se impuso el estereotipo de belleza y salud en torno a una figura esbelta y delgada. Sin embargo, más allá de una cuestión estética, es importante tener en cuenta no sólo cuánto comemos, sino qué, es decir, ocuparnos de la cantidad y la calidad. Matías Carossi es médico especialista en nutrición y, a la hora de hablar de pautas de alimentación saludable, destaca: “Siempre que hablamos de alimentación debemos ubicarnos en un contexto cultural y cómo éste determina los hábitos alimentarios. Actualmente hay muchas enfermedades relacionadas con la alimentación y la mala nutrición causadas por pautas culturales, como la obesidad, la diabetes, la hipertensión, la hipercolesterolemia y diferentes tipo de tumores asociados al sobrepeso y al consumo de ciertos tipos de sustancias”. El doctor Carossi explica que es importante tratar de organizarse desde que se hacen las compras, planificar, porque desde entonces ya determinamos lo que vamos a consumir. “Si vemos lo que una persona compra en la caja del supermercado podemos darnos una idea de cómo se alimenta. Es común que los pacientes planteen que cuando llegan a la casa comen lo primero que encuentran, pero no se plantean qué compran: uno come lo que tiene a mano. Desde la compra hay que tener en cuenta lo que debemos evitar sin ser extremistas para no tentarnos”, expresó el especialista. Además, la alimentación debe basarse en los requerimientos de cada persona, es decir, un obrero tiene un requerimiento calórico distinto al de un oficinista, un deportista y un adolescente en etapa de crecimiento. Hay que tener en cuenta el estilo de vida y el grado de actividad que implica nuestra tarea, a eso sumarle la cantidad de actividad física y la frecuencia con que se realiza la misma. Demás está decir que personas que se encuentren en situaciones específicas como pueden ser el sometimiento a una dieta para bajar de peso o durante el período de lactancia, en las mujeres, es fundamental la supervisión de un médico especialista o de licenciados en nutrición. El profesional asegura: “En general hay que tener en cuenta que por nuestra cultura consumimos mucha carne roja, blanca y derivados. Consumimos mucho más de lo que necesitamos, y si bien la carne tiene muchas propiedades como las proteínas y ciertas vitaminas que no encontramos en alimentos de origen vegetal, el exceso lleva al aumento del colesterol. Hay que tener en cuenta que ciertos cortes grasos aumentan el mismo, las grasas saturadas en cantidad alteran el metabolismo, desequilibran nuestro balance natural y pueden provocar obesidad y sobrepeso entre otras enfermedades”. Dietas riesgosas Decidimos indagar en este tema porque es frecuente encontrar en medios de comunicación masivos dietas diversas, de origen incierto en muchas ocasiones, y que pueden ser riesgosas si no son controladas por un profesional. “Las mujeres son más susceptibles y propensas a seguir dietas de todo tipo que salen en revistas de moda o que escuchan por ahí, dietas que no siempre son escritas por un profesional en nutrición y muchas veces son muy restrictivas, suelen ser desbalanceadas o sin armonía, que tienen excesos y carencias de ciertos tipos de nutrientes”, explica. Y agrega: “Los riesgos a corto plazo son que la persona no se va a sentir bien si no tiene los nutrientes necesarios, se va a sentir débil. Puede producirse alteración en los electrolitos (sodio, potasio, calcio, fósforo, magnesio, etcétera), minerales y vitaminas pueden verse alterados y producir con el tiempo amenorreas o alteraciones en el ciclo menstrual”. En el caso de una persona con sobrepeso que hace una dieta muy restrictiva “puede bajar rápidamente de peso, y de hecho se entusiasma, pero a largo plazo pueden hacer péndulos, es decir que comienza una dieta, después recupera el peso, al tiempo retoma la dieta y así sucesivamente”, lo que provoca no sólo un cansancio y desgaste físico, sino también psíquico por la frustración de no poder mantener el peso deseado. El riesgo de las dietas muy estrictas en calorías es que al bajar la masa magra se consume el músculo, las grasas sirven de reserva a largo plazo, por lo tanto la persona se encuentra en peores condiciones al finalizar la dieta porque al consumírsele el músculo persiste el exceso de grasa, es el músculo el que quema las calorías y es probable que resulte en el conocido e indeseado “efecto rebote”: al tener menos masa muscular se gastan menos calorías y al recuperar peso se llenan primero las reservas (de grasa, como explicamos anteriormente) y luego el músculo. Por todos estos motivos, resulta muy perjudicial para la salud el sometimiento a dietas muy restrictivas, por lo tanto se recomienda que en caso de dudas respecto al tema se consulte al especialista y se tenga en cuenta lo que se come día a día.
EL CIUDADANO & LA REGIÓN (ROSARIO) ONLINE

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