Día del Parkinson: la importancia de la detección temprana

El tratamiento y la atención médica adecuados pueden mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes. Con una detección temprana, los médicos pueden proporcionar tratamiento farmacológico y terapia física para ayudar a controlar los síntomas y mejorar la función motora.

Por Dr. Daniel Cassola

El 11 de abril se conmemora el Día Mundial del Parkinson en honor al médico inglés James Parkinson, quien describió por primera vez los síntomas de esta enfermedad en 1817. El Parkinson es una enfermedad del sistema nervioso que afecta las estructuras del cerebro encargadas del control del movimiento y la postura, siendo la disminución de dopamina en la sustancia negra una de las principales características. Esta enfermedad es la causa más común de trastornos de movimiento y la segunda causa de enfermedades neurodegenerativas después del Alzheimer.

Los síntomas y signos principales que pueden manifestarse en pacientes con Parkinson incluyen lentitud de movimientos y dificultad para iniciarlos, temblor de reposo, rigidez muscular, inestabilidad postural, entre otros. A pesar de que los temblores son la manifestación más conocida de la enfermedad, existen otras señales ante las cuales se debería estar alerta y realizar, en ese caso, la consulta a un profesional. Además, se debe tener en cuenta que el desarrollo y la evolución del Parkinson varía según cada paciente.

La detección temprana del Parkinson resulta esencial, ya que aunque los tratamientos actuales no son curativos, permiten a los pacientes desarrollar la mejor calidad de vida posible y trabajar en pos de intentar disminuir el nivel de deterioro cognitivo, tratando los síntomas. Los tratamientos para el Parkinson incluyen una variedad de terapias, tales como la Neuropsiquiatría, Kinesiología, Terapia Ocupacional, Neuropsicología y la Terapia Basada en las Artes (Musicoterapia, Arteterapia, entre otras), con el objetivo de conservar lo máximo posible las funciones cognitivas del paciente y mejorar los aspectos vinculados con el movimiento.

Los síntomas iniciales del Parkinson pueden ser sutiles y difíciles de detectar, pero una detección temprana puede ayudar a los pacientes a recibir un tratamiento adecuado antes de que la enfermedad progrese demasiado. Los tratamientos disponibles actualmente para el Parkinson son principalmente sintomáticos, pero pueden ayudar a mejorar los síntomas motores y no motores, y retrasar la progresión de la enfermedad.

Además, la detección temprana también puede ayudar a identificar a aquellos pacientes que podrían beneficiarse de tratamientos experimentales o de ensayos clínicos en curso. Estos tratamientos pueden ser más efectivos en las etapas tempranas de la enfermedad, antes de que se hayan producido daños significativos en el cerebro.

Los síntomas más comunes incluyen temblores en las manos, brazos, piernas, mandíbula y cara, rigidez muscular, lentitud en los movimientos, dificultad para caminar y mantener el equilibrio, así como cambios en el habla y la escritura. Estos síntomas pueden ser leves al principio, pero empeoran con el tiempo y pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida de las personas afectadas. La detección precoz y el tratamiento temprano pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes con Parkinson.

Además, se han llevado a cabo investigaciones sobre la enfermedad de Parkinson, incluyendo el rol de la genética en la enfermedad, la relación entre el Parkinson y el sueño, los tratamientos existentes y el descubrimiento de un prometedor biomarcador para diagnosticarla. Es importante continuar investigando para mejorar la calidad de vida de los pacientes con Parkinson y trabajar para encontrar una cura para esta enfermedad neurodegenerativa.

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