Por Dr. Daniel Cassola
Por primera vez la Organización Mundial de la Salud es conducida por un africano. Se trata del etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien fuera ministro de Salud de su país entre 2005 y 2012, período en el cual consiguió significativas mejoras en los índices de mortalidad infantil y en el combate de enfermedades infecciosas. Por eso integró, antes de ser envestido como director de la OMS el pasado 23 de mayo, diversas organizaciones internacionales de lucha contra la malaria, la tuberculosis y el HIV.
El primer desafío de Ghebreyesus tiene que ver con el financiamiento de la OMS. El presupuesto de la OMS consta de aportaciones obligatorias por parte de los Estados miembros, pero tres cuartas partes del total provienen de contribuciones voluntarias. En esa lista siempre ha sido primero Estados Unidos, el mayor contribuidor independiente. Otros contribuyentes de importancia son Reino Unido, Canadá, la Fundación Gates y la Alianza Mundial para la Inmunización y la Vacunación (GAVI).
El año pasado la potencia del norte de América aportó 853 millones de dólares, cifra sobre la cual su presidente Donald Trump anunció que recortará en por lo menos un 25 por ciento. El plan de Ghebreyesus es que muchos países contribuyan un poco más para tapar el agujero que significa el recorte de los fondos provenientes de Washington.
Por otra parte, Ghebreyesus buscará mejorar tanto la imagen como el sistema de respuesta ante emergencias que tiene la OMS. Todavía la organización no ha logrado reponerse de las críticas que recibió luego del manejo de la epidemia de gripe A en 2009, cuando aconsejó a muchos estados comprar vacunas que luego no se utilizaron.
También se le endilga una lentísima velocidad de respuestas y capacidad de acción ante la epidemia de ébola en el norte de África entre 2013 y 2015, que dejó un saldo de más de 11.300 muertos. “Necesitamos un nuevo programa porque hay que estar preparados para cualquier epidemia, en cualquier lugar y momento”, señaló Ghebreyesus al asumir.
Otra de sus inquietudes como director general será la de conseguir la cobertura universal de atención sanitaria, objetivo al que definió como “el centro de gravedad” de su gestión. En este aspecto, tratará de que cada país lo consiga “a su manera”, bien sea por lo privado, bien por los servicios públicos o por una combinación de ambos. “No hay una sola vía para lograr la cobertura universal”, añadió.
Mejorar las acciones, lograr la cobertura universal y superar el recorte de fondos de Estados Unidos aparecen como los desafíos, de gran complejidad, que deberá sortear el primer director de la OMS proveniente de África.