La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) advirtieron esta semana sobre la posibilidad de una crisis alimentaria generalizada de junio a septiembre, debido a los conflictos, la pandemia de la Covid-19 y la deuda pública.
Por Dr. Daniel Cassola
A partir del desarrollo de la Revolución Industrial y las mejoras en la producción de alimentos la humanidad había sorteado el problema de la escasez. Durante milenios los avatares del clima y la suerte de las cosechas determinaron períodos de abundancia o hambrunas generalizadas. Durante el siglo XX esos problemas quedaron de lado aunque persistieron otros, vinculados a la distribución.
La humanidad logró producir incluso más alimentos de los que necesita pero nunca alcanzó a distribuirlos con equidad para que ningún ser humano padezca hambre. Los avances que se estaban produciendo a nivel global en ese sentido fueron interrumpidos por nuevas contingencias como la pandemia y la invasión rusa a Ucrania.
De acuerdo con las organizaciones citadas, la situación en Ucrania ya desató una ola de hambre colateral, generando una crisis alimentaria global donde la República Democrática del Congo, Haití, la región del Sahel, Sudán y Siria continúan siendo los países de gran preocupación con condiciones críticas en deterioro.
Asimismo, un informe presentado por ambos organismos internacionales, acerca de los puntos críticos de hambre de mayo de 2022, señala a naciones como Etiopía, Nigeria, Sudán del Sur y Yemen en permanente a alerta máxima, como puntos críticos con condiciones catastróficas.
«Las condiciones ahora son mucho peores que durante la Primavera Árabe de 2011 y la crisis de los precios de los alimentos de 2007-2008, cuando 48 países se vieron sacudidos por disturbios políticos, revueltas y protestas», indicó el director ejecutivo del PMA, David Beasley.
Añadió que una sequía sin precedentes en África Oriental, que afecta a Somalia, Etiopía y Kenia, está generando una cuarta temporada consecutiva de lluvias por debajo de la media; mientras que Sudán del Sur se enfrentará a su cuarto año consecutivo de inundaciones a gran escala.
En este sentido, la FAO y el PMA enfatizaron que las sequías, las inundaciones, los huracanes y los ciclones afectan la agricultura y la ganadería, provocan desplazamientos de población y llevan a millones de personas a sufrir inseguridad alimentaria.
“Es necesaria una acción humanitaria urgente en 20 puntos calientes del hambre, en los que la situación puede empeorar entre junio y septiembre de 2022, es fundamental salvar vidas y medios de subsistencia, y evitar la hambruna”, aseveraron los entes.