Trabajadores de la salud en 11 países de América Latina muestran tasas elevadas de síntomas depresivos, pensamientos suicidas y angustia psicológica, según los resultados de un estudio liderado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en colaboración con la Universidad de Chile y la Universidad de Columbia.
Por Dr. Daniel Cassola
El informe, llamado “The COVID-19 Health care workers Study (HEROES)”, muestra que entre el 14,7% y el 22% del personal de salud entrevistado en 2020 presentó síntomas compatibles con episodios depresivos, mientras que entre el 5 y el 15% del personal dijo haber pensado en el suicidio. El estudio también informa que, en algunos países, solo alrededor de un tercio de quienes dijeron que necesitaban atención psicológica la recibieron.
“La pandemia aumentó la carga sobre el personal de salud y, en los países donde colapsó el sistema de salud, el personal soportó días de trabajo agotadores y dilemas éticos que afectaron su salud mental”, aseveró Anselm Hennis, director del Departamento de Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental de la OPS. “La pandemia no ha terminado. Es fundamental cuidar a quienes nos cuidan”, subrayó.
HEROES consistió en entrevistas con 14.502 trabajadores de la salud en Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Guatemala, México, Perú, Puerto Rico, Venezuela y Uruguay, e involucró a académicos e investigadores de docenas de instituciones en esos países.
La necesidad de apoyo emocional y económico, la preocupación por contagiar a los familiares, los conflictos con los familiares de las personas infectadas bajo cuidado y los cambios en las funciones habituales del trabajo fueron algunos de los principales factores que afectaron la salud mental del personal de salud, señaló el estudio.
Por otro lado, confiar en que las instituciones de salud y los gobiernos puedan manejar la pandemia, contar con el apoyo de los compañeros de trabajo y considerarse una persona espiritual o religiosa fueron mencionados como algunos de los factores protectores.
“La pandemia aumentó el estrés, la ansiedad y la depresión entre los trabajadores de la salud y reveló que los países no han desarrollado políticas específicas para proteger la salud mental de los trabajadores de la salud. Este es un déficit de salud que necesita ser saldado”, comentó Rubén Alvarado, académico en del Programa de Salud Mental de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y uno de los principales autores del estudio.
El estudio destaca la urgencia de desarrollar políticas y acciones específicas que puedan proteger la salud mental de los trabajadores de la salud. Recomienda modificar el ambiente de trabajo y garantizar condiciones de trabajo adecuadas. También recomienda proporcionar salarios dignos, condiciones contractuales estables y crear espacios donde los equipos puedan hablar para desahogarse y realizar prácticas de autocuidado.
El documento también pide que se brinde apoyo a los trabajadores de la salud para el cuidado de niños o adultos mayores dependientes, dado que la mayoría son mujeres y cuidadores. También recomienda implementar pautas para proteger la salud mental del personal en los centros de atención y hacer que los servicios de salud mental sean accesibles.
“Dos años después de la pandemia y muchos trabajadores aún no reciben el apoyo que necesitan. Esto puede causar que desarrollen diferentes trastornos mentales en los próximos años, y debemos estar preparados”, advirtió Ezra Susser de la Universidad de Columbia y otro de los investigadores principales del estudio.