Con 625 millones de infecciones y 6,5 millones de muertos contabilizados en todo el mundo, el coronavirus sigue su camino evolutivo. Hoy en día, los expertos están preocupados por las últimas dos mutaciones detectadas.
Por Dr. Daniel Cassola
Después de casi 3 años de pandemia, con una larga lista de variantes pasadas y ya 4 dosis de la vacuna disponibles, el escenario del coronavirus ha cambiado y presenta nuevos desafíos.
En un artículo publicado en la revista Science la semana pasada, la epidemióloga molecular Emma Hodcroft, de la Universidad de Berna, hace un seguimiento en tiempo real de la evolución de patógenos, incluido el SARS-CoV-2 y advierte de dos variantes que cuentan con una combinación similar de mutaciones para evadir la inmunidad, lo que se denomina “evolución convergente”.
Una de ellas es BA.2.75.2, que parece estar extendiéndose rápidamente en India, Singapur y parte de Europa. El virólogo del Karolinska, Daniel Sheward indicó que “es la variante más resistente jamás evaluada”. La segunda cepa que preocupa es BQ.1.1, que ha evolucionado a partir de BA.5 y se ha detectado ya en varios países del mundo. “No es sorprendente que estemos viendo cambios que una vez más ayudan al virus a evadir las respuestas inmunitarias”, dice la epidemióloga molecular Hodcroft, quien señala que el SARS-CoV-2 enfrenta “el mismo desafío que el resfriado común y la influenza enfrentan cada año: cómo regresar”.
Así, BQ.1.1., es la cepa que los científicos vigilan más estrechamente porque ha ido aumentando muy rápido en las últimas semanas. Hace unos días, alertaban de que tenía una “sorprendente” capacidad de evasión de los anticuerpos.
A pesar de sus diferentes orígenes, varias de las nuevas cepas se han topado con una combinación similar de mutaciones para ayudar a escalar el muro de la inmunidad, un ejemplo sorprendente de evolución convergente. “Todos tienen cambios en media docena de puntos clave en el genoma viral que influyen en qué tan bien se unen al virus los anticuerpos neutralizantes de la vacunación o de una infección previa”, dice el biólogo evolutivo Jesse Bloom del Fred Hutchinson Cancer Center.
Para medir rápidamente qué tan bien cualquier nueva subvariante puede evadir la inmunidad, los investigadores hacen copias de las proteínas de pico de los virus y las exponen a anticuerpos monoclonales o sueros de personas. Usando tales pruebas, los investigadores en China y Suecia han descubierto que la proteína espiga de BA.2.75.2 puede evadir de manera efectiva casi todos los anticuerpos monoclonales utilizados para tratar el coronavirus, lo que sugiere que estos tratamientos pueden volverse inútiles.
La variante BQ.1.1, es preocupante, advirtió el virólogo del Departamento Imperial de Enfermedades Infecciosas del Imperial College de Londres, especializado en virus, Influenza, SARS-CoV-2 y sus variantes, Tom Peacock. Además, indicó que esta nueva variante “ha mostrado un crecimiento muy rápido en las últimas semanas, particularmente en el Reino Unido, donde la primera muestra se detectó hace 9 días y ahora ya hay 28 secuenciadas”.
Además, el experto ha corroborado que la “BQ.1.1 escapa a todos los cócteles de anticuerpos monoclonales disponibles, incluso a aquellos que todavía funcionan contra BA.5″. Por lo que recomienda “recibir una dosis de refuerzo”.
El inmunólogo Yunlong Richard Cao de la Universidad de Pekín y sus colegas encontraron resultados similares para BA.2.75.2 después de analizar muestras de sangre de 40 personas que habían sido vacunadas con tres dosis de CoronaVac, una vacuna hecha con virus inactivados.
En su preimpresión, actualizada el 23 de septiembre, Cao y sus colegas también informan que las nuevas variantes no parecen haber perdido la capacidad de unirse estrechamente al receptor de las células humanas que el virus usa para infectarlas, lo que significa que las variantes son infecciosas. E informan alguna evidencia de que las infecciones con las variantes desencadenan proporcionalmente más tipos de anticuerpos incorrectos, aquellos que se unen fuertemente al virus pero no reducen su capacidad para infectar células. Todo eso podría presagiar una nueva ola masiva, dice Cao. “Nunca antes se había visto la escala de la evasión inmune, y el virus sigue evolucionando rápidamente. Esto es muy malo”, concluyó.