Desde que en 2008 un fallo de la Corte Suprema obligó al estado a sanear el río se han producido distintos avances. Ya no hay olor nauseabundo en la cuenca. El río podría volver a ser navegable pronto. Esta actividad está prohibida desde 2011.
Por Dr. Daniel Cassola
La Cuenca Matanza Riachuelo es una postal emblemática de la Argentina. Durante décadas este espacio fue sinónimo de un hedor inconfundible, suciedad, barcos hundidos y abandono. Pero en 2008 un fallo de la Corte Suprema obligó al estado a avanzar en el saneamiento del río y sus afluentes.
En total son 64 kilómetros de extensión y una cuenca de más de 2 mil kilómetros cuadrados. 15 años después del fallo judicial desaparecieron los autos y los barcos hundidos y las riberas tienen basura solo en las zonas donde hay asentamientos, como por ejemplo a la altura de Barracas en CABA donde se encuentra el Barrio 21 24.
En otras zonas ya no se ve basura flotando y sí variedades de aves. Además, se han habilitado espacios de juegos infantiles. A su vez, en el camino de sirga se puede caminar o andar en bicicleta, junto al curso de agua.
De todo el territorio que abarca el Riachuelo son potencialmente navegables unos 22 kilómetros, que van desde el Río de la Plata al Camino de Cintura. El desplazamiento está condicionado siempre a los vientos, las mareas y la altura del río. Ahora bien, la navegación del Riachuelo no está permitida. Las únicas que lo recorren son las embarcaciones de patrullaje y limpieza del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y de Acumar, además de los remeros de varios clubes de Avellaneda y La Boca que deben pedir permiso a Acumar, la CIudad o Prefectura. Los que sí cruzan permanentemente de una a otra orilla son los botes que llegan a la Isla Maciel, juntos al transbordador del Puente Nicolás Avellaneda.
Además, hay catamaranes que van y vienen recogiendo la basura que arrojan en las márgenes o que traen los 100 arroyos que desembocan en el Riachuelo y no tienen recolección de residuos, entonces llegan cuando el río crece. La autoridad de cuenca cuenta con cuatro barcos que la zona de patrullaje y limpieza comprende 22 kilómetros, divididos en cuatro tramos que van desde la Ruta 4 hasta el Río de la Plata.
Según la contabilidad de la autoridad de cuenca, fueron rescatados 70 buques y 110 autos, junto a autopartes y neumáticos. Éstos últimos son, precisamente, uno de los desperdicios más comunes hoy. Según un estudio que inició Acumar en febrero de 2022 para caracterizar los residuos que sacaba del río, el 46,37 por ciento son plásticos y está compuesto por bolsas, botellas y envases de distinto tipo. El 39,45 % son ramas y restos de desmalezado y poda. Luego siguen en menor porcentaje madera, neumáticos, envases metálicos, textiles apósitos y pañales. Pero además de los objetos que pueden ser removidos con grúas y mangas, el problema profundo es el de la calidad del agua del Riachuelo, que sigue siendo turbia.
Según el monitoreo que realiza Acumar con muestras del líquido de la superficie, los rangos de calidades del hábitat buena y moderada reunieron respectivamente el 19% de los sitios, mientras que en un 29% la calidad fue mala y en el resto de los sitios se halló una calidad muy mala, localizándose en las muestras de cuenca media y baja.
Según cuentan los técnicos de Acumar a la agencia Télam, los desechos en la superficie ocasionaban que en 2005 el desplazamiento de una nave en el río, por pequeña que fuera, se hiciera imposible. Ahora es tranquila, salvo cuando alguna bolsa de plástico que se escapó de las mangas atasca el motor de la lancha y alguien debe estirarse para sacarla. En promedio, Acumar recoge entre 250 y 300 toneladas por mes.
Lentamente, la cuenca del Riachuelo recupera su vida y ofrece más posibilidad a los más de 5 millones de habitantes que viven a su vera. Incluso se habla de que pronto podría autorizarse nuevamente la navegación.