La niña que murió de desnutrición a la vista de todos

El lunes falleció una niña de 11 años identificada como M., luego desvanecerse en un colegio porteño el viernes anterior. Asistía a la escuela República de Haití, ubicada en Barracas, desde 2017. Los docentes habían advertido en varias oportunidades sobre la situación de vulnerabilidad.

Por Dr. Daniel Cassola

Las primeras advertencias sobre el estado de emergencia de la niña conocida como M. surgieron en 2017, 5 años antes de su muerte por desnutrición. Por aquel entonces, los docentes de la escuela pidieron ayuda al Equipo de Orientación Escolar (EOE) debido a su situación de vulnerabilidad. Además, en 2018 y 2019, la familia presentó el certificado médico para que reciba un “refuerzo hipercalórico de vianda”. 

A su vez, En 2020 el EOE solicitó “con urgencia” la intervención a la Defensoría zonal. El pedido se reiteró en 2021. La respuesta nunca llegó. Finalmente, el viernes pasado, M. se descompensó en la escuela porque su cuerpo no aguantó más. Los docentes llamaron al SAME, pero la ambulancia nunca llegó. Tres días más tarde, la familia la llevó al Hospital Penna, donde murió.

“Fueron seis años los que transitó en nuestra escuela. Seis años en los que el Estado estuvo ausente, sólo se obstaculizaron los intentos por intervenir frente a tanta vulnerabilidad e injusticia”, afirmaron los docentes de M. en un comunicado. “Queremos justicia por la niña, queremos que no se desfinancie la educación, exigimos una mejora en la salud integral en el barrio, más personal para las salitas y que el SAME pueda ingresar”, añadieron.

“Esta niña iba a una escuela donde solo se les brinda la vianda. Un vaso de yogurt, una infusión, galletitas y a la salida, supuestamente, un sándwich de jamón y queso. Es decir, el Gobierno no prevé una política para reforzar la alimentación para estos sectores”, comentó Jorge Adaro, secretario general del gremio de docentes Ademys.

En tanto, desde el Ministerio de Educación porteño que conduce Soledad Acuña aseguraron a este medio que M. recibió en 2018 y 2019, tras haber presentado el certificado médico correspondiente, el refuerzo alimentario. En 2020 hubo suspensión de clases y el año siguiente le habrían dado el alta para esta alimentación especial. Como en 2021 y 2022 no hubo una solicitud de la familia para una dieta hipercalórica, la joven solo recibió la comida correspondiente a las jornadas de medio turno.

En cuanto a la falta de atención por parte del SAME, Pablo Francisco, secretario de Condiciones y Medio Ambiente del Trabajo de CTERA, afirmó que en los barrios vulnerables de la Ciudad de Buenos Aires “es muy frecuente que el SAME no aparezca, porque no da abasto”.

El viernes 12 de agosto M. llegó a la escuela sintiéndose mal y aseguró que no había comido en su casa. Se desvaneció. Desde la escuela llamaron al SAME pero la ambulancia nunca llegó. Ante esta situación, la madre firmó un acta donde se hacía responsable de la situación y se comprometía a llevar a su hija a un hospital. Esto no habría sucedido hasta el lunes, el día que finalmente M. murió, luego de agonizar durante años ante la vista de todos.

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